jueves, mayo 11, 2006

Colores de mayo

Como el ángel de Efeso empiezo a recordar de dónde he caído. Mis sufrimientos no hacen más que cumplir a cabalidad la meta de ser honesto con lo que soy, lo que siento, lo que pienso y esto es muy distinto a creerme un joven Werther sobreactuado. Sólo de estas formas evité la huida. Empecé a recordar, y mis memorias llegaron a momentos en que aún no nacía. A veces me daba la impresión de ver a mi madre en bata de dormir, a las tres de la mañana, como un alma en pena, vela en mano, quemando las hormigas que cruzaban por el jardín de la casa. Sólo un par de horas después se levantaba, antes del amanecer, a esparcir veneno en la tierra que rodeaba a estos movedizos insectos, los cuales parecìan vengarse de manera inteligente reproduciéndose en diferentes formas y colores para luego venir a comerse cada hoja de Toronja, de Oregano, a esparcir el terror en los rosales.
La escena se me hace parecida a las de Ursula, de Amaranta Ursula, de Santa Sofía de la Piedad, todas junto a mi madre luchando contra las hormigas que al fin se han de comer la casa de una estirpe condenada a Cien Años de Soledad. Siempre he pensado que 'realismo mágico' de Gabo sólo podía ocurrir en pueblos de la costa caribe, ubicados en una zona oscura, entre nuestros prejuicios y el mar. Busqué detectives, personajes del exilio y el borde, ahogados en la ciudad que poblaron mis historias. Nunca creí que un recuerdo me hiciera acercarme un poco a estos personajes que vieron subir al cielo a Remedios la bella. Me extraña parecerme al último de los Aurelianos persiguiendo los caminos de su propia descendencia mientras lee los manuscritos de Melquíades. Yo quisiera escribirlos pero aún me es difícil cifrar su contenido. Me da risa, que se repite en un eco tenebroso, ver que repito caminos y errores ya vividos por familiares cercanos. De repente me descubro trabajando en sitios en los que algún familiar ya trabajó, tengo los amigos que algún familiar también tuvo y se pregunta asombrado ¿usted lo conoce?, continúo con las vidas de varones y mujeres ilustres, llevo en mi sangre esa vena que nos obliga a escribir en las noches, esa inconstancia que nos separa de la escritura en el día, veo la carga de las mujeres de la familia, y como su celo, protector de cada peligro que asomaba, de cada hormiga que movía sus antenas, terminó por alejar generaciones enteras en exilios voluntarios que buscaban un pedazo de luz y tierra para crecer. Se diría que actúo con memoria compartida entre la sangre. Qué pasa con las hormigas, hoy hace 102 años nació Dalí y soñó con hormigas, y acá estoy, en medio de una ciudad inundada recordando las hormigas de mis sueños y recuerdos.
Entonces empezó el viento tibio, incipiente, lleno de voces del pasado, de murmullos de geranios antiguos, de suspiros de desengaños anteriores a las nostalgias más tenaces. // Gabriel García Márquez”.

3 comentarios:

Arlovich dijo...

Vaya, qué mes tan memorioso. Desde la estrella distante en el sur del continente hasta estas provincias polvorientas que espantan los recuerdos en medio de ramalazos de calor. Lluvias electromagnéticas que llaman ahora, las que hemos padecido desde siempre y desde antes en Neiva.

Me alegro mucho que uses a Gabo. No se bien porqué, pero me late que en el afán de los letrados por darle muerte literaria al maestro, nos hemos quitado la posibilidad del disfrute pleno de su obra. Que es como se debe leer a Gabo. Además, en la pila de libros de tu habitación, a la altura de Monserrate, no he visto por ningún lado a Gabo. Pero si he visto detectives salvajes trancando la puerta.

Qué uso más poético en tiempos de paranoia: un detective salvaje trancando la puerta!

De tu relato, ya veo caminar a Flor Angela a las dos de la mañana con una vela encendida hacia el inmenso patio. Ya vuelvo. Me voy a tomar un tinto con ella.

Anónimo dijo...

mazorra deje de mamar tanto gallo con esto y termine su parte de la tesis...

Anónimo dijo...

OIga don, como me le va. Yo aca mamado de trabajar y de escribirle pero ud nada que responde. cuente de la tesis mijo. Me toco escribirle aca a ver si responde. Ole, diga que hago, diga algo, chau...

Diego