Know your enemy
Quería escribir sobre literatura, hablar de Magris o Calasso. Quería escribir sobre cine y hablar de Persépolis, de Sofia Coppola o Wong Kar Wai. Quería escribir sobre el periodismo que se hace desde las salas de redacción que no escriben patria con esa P en mayúscula inicial como quiere el presidente. Quería escribir sobre David Mamet. Quería poner esa fotografía en la que aparecen Bowie y William Burroughs juntos. LLegué a pensar en escribir sobre un libro que me tiene entusiasmado, un libro de Luisa Passerini que trata de la autobigorafía de la generación del 68 en Italia narrada des los sentidos, de los sueños de una generación, narrado por su autora e intercalado con las entrevistas de aquellos que vivieron esa situación, uno de esos libros académicos que se dejan leer como una novela. Quería que este blog estuviera lleno de esos rastros. Pero no, como siempre vuelve el dolor de esa mañana de agosto en que me desperté para ir a la universidad y me dijeron: Mataron a Jaime, a Jaime Garzón. Y tomé el bus esa mañana, lloré de rabia y recriminé a todos los que muy tranquilos y felices escuchaban La Mega. Hoy recordé que al otro día, sin necesidad de ninguna convocatoria, fuimos llegando a la Plaza de Bolívar. Eramos muchos los que corrimos detrás de su cortejo fúnebre. Uno de los pocos muertos que nos dieron el gusto de enterrar en este país gobernado por Creontes. Apatridas nos dijeron algunos ya en esos tiempos. Pero no, en el fondo ese asesinato se deja contar como sigue:
Hoy vi en la prensa que una paramilitar, alias El Iguano, mencionó en su declaración que un tal José Miguel Narváez, un ex jefe del DAS (el FBI colombiano), fue uno de los que insistió en el asesinato de Jaime, los hechos son materia de investigación ahora y no podremos juzgar ni es nuestro deber pero podemos contar las historias que hay alrededor. Su fotografía está al lado, know your enemy, pero pese a esto hay muchos más detrás, bueno, no tantos, sólo quedan 5. Hoy recordé eso porque salió a la luz una vez más uno de esos posibles vínculos a los 5. Si este país quisiera descubrir a sus verdaderos enemigos no los encontrará en la lista de los más buscados narcotráficantes, paramilitares o comandantes de las Farc, El verdadero enemigo son esos 5 que aún restan por descubrir.
Know your enemy:
Narváez es un ex jefe del DAS (el FBI criollo), un subalterno del muy cuestionado ex director del DAS Jorge Noguera (ese por el que metió las manos al fuego nuestro presidente) y a punto de volver a la cárcel por poner en manos del paramilitarismo al DAS. Este personaje, Narváez, también fue muy cercano del ex general del Ejército Rito Alejo del Río, el mismo Rito Alejo que le costó el puesto a la unidad de derechos humanos de la fiscalía del anterior fiscal, muy amigo también de nuestro presidente, Luis Camilo Osorio, que apenas vio una investigación abierta a Rito Alejo por relaciones con una masacre paramilitar despidió a todos los fiscales que llevaban el caso y precluyó esa investigación (no lo invento, recién una de las altas cortes del país ordenó reubicar en sus puestos por despido injustificado a estos funcionarios que hoy piensan en reabrir esa investigación). Narváez también era conocido de un ex general de nombre Carreño. Aún recuerdo el día en que mencionaron a Carreño en una investigación por paramilitarismo, lo entrevistaron ese mismo día, aparecía nervioso en su casa, era flaco, calvo y de bigote grueso, vestía de civil con una camiseta gris y exhibía documentos en sus manos que alegaban su inocencia, una inocencia que no pudo demostrar en vida pues en menos de una semana, mientras viajaba por carretera con la escolta oficial, su auto se fue a un barranco en un extraño accidente en el que sus dos escoltas salen ilesos tras saltar del vehículo que se lo llevó al fondo del abismo mientras él, según recuerdo por las versiones de prensa, se atoraba en el cinturón de seguridad, caso único éste porque nadie que conozca se abrocha el cinturón de seguridad cuando va en el asiento trasero.
Recordé por este personaje que tras el asesinato de Jaime al poco tiempo capturaron a un sicario. Alias 'El bochas'. Su rostro era el de un muchacho de comuna de Medellín, un gatillo fácil. Querían parar las cosas con su captura y así se hizo: Bochas fue absuelto después al mismo tiempo que se condenaba a Carlos Castaño, jefe de los paramiltares en ese momento ya desaparecido y recién descubiertos sus restos. No me lo invento, pueden consultar el veredicto del juez donde afirma que la captura de Bocha fue sólo para desviar la investigación. Pero no, volvamos al hilo de esta historia, sabíamos que detrás de ese asesinato estaba la derecha de este país y no la derecha más decente por decirlo de algún modo sino la del saludo falangista. En nuestro corazón sabíamos que sólo la elite, la de verdad, era la que se podía incomodar con la risa. Siempre los poderosos han temido a la risa que los cuestiona y los vuelve objeto de burla, sólo así pierden su poder.
Detrás de El bochas estaba su banda, llamada La Terraza. Detrás de La Terraza, una simple agencia de cobros del narcotráfico, estaba un jefe mayor, hoy conocido como alias El Iguano, quien el respóndía a Don Berna (ese que está extraditado en Estados Unidos). Detrás de Don Berna estaba su jefe: Carlos Castaño, para muchos el gran jefe paramilitar y uno de los mayores asesinos de este país (excepto para una de esas típicas periodistas enamoradas de la derecha en RCN). Pero no, la verdad es que Castaño era un peón que recibía ordenes también de los gringos, eso desde que hacía parte de Los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar). La verdad es que Don Berna alguna vez dijo en una de sus declaraciones que le preguntó al gran jefe ¿quién? ¿Quién está detrás de los paramilitares? y Castaño dijo: son 6. Castaño luego lo escribió en sus memorias, que detrás de la barbarie de los paramilitares, de sus motosierras y niños degollados, habiá 6, los '6 notables' los llamó él, 'Miembros de la crema y nata del país' fueron sus palabras. Meses después asesinaron a la salida de una iglesia a un monseñor, y este monseñor no era como el padre Ellacuría o Monseñor Romero, era más bien como un Richelieu, un cura negro como el papa de los Borgia. El nombre de este personaje era Isaías Duarte Cancino, y Castaño llamó a su asesino de confianza, a ese Don Berna y le dijo: ahora sólo son 5. No me lo invento, no extraigo estas fuentes de periodistas que no quieren al presidente, pueden consultar el libro de Castaño y las confesiones de Don Berna.
No creo que Narváez fuera uno de los '6 notables', pero sin duda también recibía ordenes de ellos. Posiblemente estén en su pasado. Recordemos: era la mano derecha de ese siniestro personaje que asesoró en materia de seguridad a este gobierno, ese que los periodistas denunciaron por leer mucho a Mi Lucha de Hitler y ser el único colombiano que ostentaba orgulloso esa hermosa arma oficial del ejército del Reich, esa del cañón delgado. Ese personaje era Pedro Juan Moreno, quien después de empezar a medio hablar mal de este gobierno con La Otra Verdad sufrió de eso de lo que se morían en la latinoamerica de la guerra fría: el avionazo, mejor dicho la siempre explicable caída por fallas técnicas de su avión o helicóptero en este caso. (No lo inventó, lo del arma lo dijo alguna vez Daniel Samper y el mismo Pedro Juan respondió sobre el tema en una entrevista, así como sobre sus lecturas políticas y su muerte es de muchos conocida). Narváez además de ser íntimo de Pedro Juan, de Rito Alejo, de Noguera, era además el hombre de confianza de los ganaderos del país. Esos mismos ganaderos que aún recuerdo con horror cuando recibieron al en ese entonces candidato por primera vez a la presidencia Álvaro Uribe con un estilizado saludo italiano y alemán de viejas épocas, para que no se diejra que no son cultos levantaron su mano derecha firme y erguida por encima de sus cabezas mientras se ponían la mano en el corazón, el saludo era ese saludo falangista. La imagen salió en un noticiero del medio día, RCN por supuesto, y no la volví a ver esa noche ni nunca más. Imagino que esos ganaderos eran vecinos de las haciendas de la costa, donde nuestro presidente es vecino del siguiente y último gran jefe declarado del paramilitarismo, Mancuso (ese nombre italiano de nuevo), a su vez vecino de una finca de los narcos Ochoa. Algunos de esos ganderos que luego serían testaferros de Mancuso hoy están siendo asesinados de a uno.
Podría alargarme y hacer un arco dramático con esta historia, algo así como lo que hicieron con la novela de moda: El cartel de los sapos. Pero creo que aún faltan personajes por descubrir. Faltan 5 y sus nombres no aparecen en la lista de los más buscados, ni son jefes paracos, o narcos reconocidos, o guerrilleros en el monte. Presiento que estos 5 deben ser hijos de hijos, personas de la crema y nata de la sociedad. El día que sepamos sus nombres este país podrá por fin enterrar a sus muertos. Cuando salgan a la luz los 5 nombres tendremos un escenario completo para caracterizar personajes, para escribir nuestra historia, una historia en la que entren ene el lugar adecuado los Marulanda, los Castaño, los Jojoy, Los Bochas, Los Don Berna, los Pedro Juan, Los Iguanos. Sólo en ese momento Colombia se descubrirá aún en un conflcito del siglo XIX y podrá entender que perdió dos siglos de su historia en manos de 5. Escribo esto para que no se me olvide alguna vez contar toda esta historia.
Jaime, cuánto te extrañamos.
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