miércoles, noviembre 22, 2006

Palabras

La siguiente serie es tomada de Gesualdo Bufalino, en su libro El malpensante, a propósito de cierta revista que le toma prestado su nombre:

Esto sobre los hombres:

"Sin embargo, no obstante mi muy firme desdén por la humanidad, hay un día del año en que, caminando por la calle, todos los que encuentro me parecen divinidades disfrazadas".

Esto sobre la esquiva memoria:

"Embalsamar los recuerdos, cada uno con su alfilercito clavado en el abdomen".

miércoles, noviembre 15, 2006

Música de Salón



A través de una referencia de la Real Visceralista encontré la música de salón de Pablo Dacal.

Les dejo una de las canciones en este link: amor clasificado

martes, noviembre 14, 2006

AUGE DE LA METALITERATURA: EL ADN DE LA LITERATURA

A propósito de una crítica lanzada sobre el uso del estilo narrativo de Tabucchi, y como ya mi postura sobre el tema está más que clara -recordar que la idea de este weblog es algo de (meta) literatura portátil (inspirada en Tabucchi mismo junto a Vila-Matas) con base en mis recuerdos (inventados o no) y con referencias (expresas y obvias en su mayoría) a temas literarios o de actualidad o de lo que se me de la gana- , me permito reproducir aquí dos artículos publicados en el diario El País de España que muestran las dos posturas sobre el tema de la metaliteratura bajo el título El ADN de la literatura.

La pregunta es si es o no es valido usar recursos narrativos o de historia de otros autores para obras propias. El primer artículo es un corto reportaje sobre el tema que se abre con la pregunta de si la metaliteratura es ¿Homenaje, inspiración, narcisismo o crisis creativa?(para Kerberos mi postura sobre el tema es narcisista aunque yo ceo que es más una mezcla entre crisis creativa e inspiración sin necesidad de que esto se algo malo sino más bien otro paso en el proceso de escritura). El segundo artículo es un texto de opinión de Jordi Llovet, crítico literario, catedrático de Literatura Comparada de la Universidad de Barcelona y autor de Teoría literaria y literatura comparada (Ariel) y Lecciones de literatura universal (Cátedra). Ambos artículos fueron reproducidos el diario El País de España, Edición del sábado, 11 de noviembre de 2006, en su suplemento cultural Babelia - 11-11-2006.

Bien podría dejar los links y hacer más corta la entrada pero Babelia no siempre guarda sus archivos así que dejo a continuación los artículos, de los cuales hago la salvedad que edito dos párrafos del primero de ellos cuando éste toca los temas de las diferencias entre realidad y ficción por considerar que no aportan al debate, y que si quieren leer entero el reportaje puede seguir este link. Ahora sí, los artículos:

NOVELAS QUE SE NUTREN DE NOVELAS
Reportaje, por Winston Manrique Sabogal

La literatura que se inspira en sí misma aumenta su presencia en las librerías. Zadie Smith rinde homenaje a Regreso a Howards End; Molina Foix, a varios escritores españoles; Leonardo Padura, a Hemingway; Joaquín Pérez Azaústre, a Fitzgerald, y ya está a la venta la continuación oficial de Peter Pan. Escritores y editores dan las claves de lo que significa este resurgir de la metaliteratura que siempre ha impulsado a la creación literaria. ¿Homenaje, inspiración, narcisismo o crisis creativa?

Los tres lo rondaron, los tres lo contemplaron. Ejercieron de narcisos ante el estanque de la literatura y no se ahogaron. Es más, Dante, Cervantes y Joyce son tres de los escritores que después de observar el pasado literario renovaron el arte de escribir.
Eterno ha sido el peregrinar de escritores a esa fuente de inspiración. A la metaliteratura. Sobre todo a medida que avanzaba el siglo XX y mucho más en este nuevo milenio. "Al hombre le conmueve la memoria del pasado y le fascina saber que el futuro pasa necesariamente por él", reflexiona el novelista Andrés Trapiello.
Una historia de caminos y atajos con amigos y detractores. Mientras unos consideran este auge de autorreferencias literarias como una forma para que una obra perviva en otra en una especie de legación de ADN, otros ven este abuso como una señal de decadencia creativa y de desconexión del autor con el mundo real.
Pero la realidad es que las más recientes visitas a ese estanque de la literatura ha repoblado cuatro senderos literarios: nuevas visiones de títulos como Regreso a Howards End, de E. M. Forster; Peter Pan, de J. M. Barrie, e Ilíada, de Homero; homenajes a personajes literarios como los del Quijote, Penélope y Robinson Crusoe, a cargo del Nobel J. M. Coetzee; inspiración de una obra a través de la vida de novelistas como Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway y Henry James, y la exaltación de la literatura como arte, refugio y vía de escape y libertad en obras tipo Lolita en Teherán, El club de lectura de Jane Austen, El librero de Kabul y Balzac y la joven costurera china, con la que Dai Sijie populariza aún más este tipo de narraciones en el año 2000.
Sus autores creen que lo genuino también está en la reinvención de lo ya escrito o del mundo que le da vida. Y para ello cuentan con Goethe como aliado inmejorable cuando dijo que "la originalidad no consiste en decir cosas nuevas, sino en decirlas como si nunca hubiesen sido dichas por otros".
Prólogo.

Los mismos albores de la literatura guardan el germen de la metaficción. De la necesidad de nutrirse de sí misma para avanzar. Trapiello, autor de Al morir don Quijote, donde narra la continuación de los personajes de la obra de Cervantes tras la muerte del hidalgo caballero, lo deja claro: "La Eneida, la mayor aportación de Roma a la literatura, es, 800 años más tarde, la continuación de la Ilíada, y la Divina Comedia, de Dante, en la que se funda la literatura occidental, no puede comprenderse, mil años después, sino a partir de Virgilio y la Eneida". Las referencias antiguas son infinitas, según Javier Azpeitia, editor de 451 Editores que prepara una colección en la que un grupo de escritores españoles reescribe obras como El cantar del Mio Cid y El lazarillo de Tormes. Recuerda que toda la dramaturgia griega, tragedia o comedia, reescribía los mismos temas mitológicos, "y la Biblia ha sido un punto de referencia constantemente repetido y rehecho desde la Edad Media".
¿Por qué esa fascinación de los escritores en mirar en su propio pasado? En cierta medida porque buscan inspiración. "Nos vemos en otros escritores como en un espejo revelador de nuestras capacidades y temores", confiesa Leonardo Padura, autor de Adiós, Hemingway. El aumento de este recurso creativo se puede deber a la crisis de identidad del individuo que obliga a revisar los mitos, "a mirarnos en su espejo, quizá por una necesidad de mascarada con la que explicarnos a nosotros mismos y también frente a los otros", analiza Joaquín Pérez Azaústre que, en El gran Felton, rinde homenaje a Fitzgerald.
Presentación.

Es un juego de espejos. Entre los motivos del aumento de esa retroalimentación, aclara Azpeitia, está que puede ser una respuesta al realismo decimonónico que postulaba que la ficción debía ser una representación fidedigna, hasta científica, de la realidad. "No se daban, no se dan cuenta, de que representan la realidad de una forma convencional. Frente a la tendencia general, ciertos autores comprendieron que ése no era el camino en el siglo XX, y se alejaron del periodismo, que les parecía uno más de los géneros de la narrativa de ficción. "Escribo. Escribo que escribo...". Un punto de partida para explorar el mundo de la ficción mirándose hacia dentro para explicar la realidad.
Una forma más de inspiración. Porque lo real y el mundo literario son parte de la realidad. "El autor se apropia de esas ideas de la literatura y de su experiencia lectora de la misma manera que utiliza sus vivencias, sus sueños o la historia. Así es como en su vida se incorporan de manera natural escritores o historias de ficción. Son parte de su mundo. Es que el arte siempre se ha nutrido del arte", reflexiona Vicente Molina Foix, que publica El abrecartas, una novela en clave epistolar donde los escritores son el pretexto para contar la historia de personas que escribían.
Nudo.

Frente a los que hablan de un síntoma de decadencia o crisis creativa, Padura responde que se escribe sobre Todo, y que en ese Todo también está la literatura, obligando a miradas de la realidad que pasan a través de ella. "Sería la misma crisis de Dante cuando descendió con Virgilio a los infiernos, y si Dante no estaba lleno de vida que vengan los realistas, a ver qué viven", añade Pérez Azaústre.
Crisis y decadencias son eslóganes y epígrafes que no tienen nada que ver con la realidad de la propia literatura, asegura Molina Foix. Y cita dos de los pilares sobre los que se sostiene el arte de escribir: Don Quijote, de Miguel de Cervantes, lleno de juegos metaliterarios y revisión de los libros de caballería, y Ulises, de James Joyce, una reescritura de la obra homérica poniendo personajes y situaciones, pero sobre todo un lenguaje moderno. ¿Endogamia y autocomplacencia? Según el autor de El abrecartas, son revisiones, relecturas y homenajes que confirman un renacimiento más. Todo está inventado desde los griegos, y desde entonces el escritor lo que hace es reinventar la historia.
¿Es entonces una muestra del fracaso del escritor para conectar con lo real? Quienes piensan eso son quienes confunden ficción con realidad, los herederos de los que tiran piedras al actor que hace el papel de malvado, explica Azpeitia.
[…],
Y concluye [Trapiello] dando una clave de la intrahistoria literaria: "Los contemporáneos de un escritor son los grandes escritores, y raramente sus vecinos de generación".
Desenlace.

El escritor británico David Lodge, que con ¡El autor! ¡El autor! homenajea a Henry James, escribió en su ensayo El arte de la ficción que "el discurso metafictivo no es tanto una escapatoria o coartada mediante la cual el escritor puede rehuir de vez en cuando las obligaciones que impone el realismo tradicional; es más bien una preocupación central y una fuente de inspiración". Así, la herencia literaria en versiones o remakes, sentencia Azpeitia, hace que la literatura de una obra perviva en otras, del mismo modo que un hombre pervive en sus descendientes legándoles su ADN.

EL PESO DE UN LEGADO
TRIBUNA: por Jordi Llovet

Si Grecia no hubiera urdido la mejor literatura jamás conocida en Occidente y si Roma no hubiera sido tan proclive a la ociosidad y el excursionismo, los avatares de la tradición literaria europea habrían sido muy distintos; pero fueron tan potentes los logros de la literatura griega arcaica y clásica y fue tan poderoso su influjo en una Roma poco original, helenizada y expansiva, que desde entonces para acá, acaso con la salvedad que se apuntará al final de este artículo, la literatura de nuestro continente se ha visto empujada -sin asomo de violencia, por lo demás- a repetirse, glosarse, comentarse a sí misma y autorreferirse a partir de sus formas, argumentos y procedimientos primigenios. Sólo cabe añadir la influencia de la literatura bíblica para que quede completamente dibujado el mapa de los ancestros literarios de Poniente.

Desde entonces, es decir, en el más generoso de los casos desde Israel, Grecia y Roma, casi todas las literaturas que se han producido en el seno de nuestro continente y de nuestras lenguas, las antiguas, las modernas y las contemporáneas, han acusado la impronta de un legado que, por su mero peso específico, tenía todas las posibilidades, y aún más, de perdurar y de quedar, en el trasfondo de toda materia literaria, como un monumento no sólo indeleble y substancial, sino, además, útil, productivo y apetitoso.
Las órdenes monásticas medievales se encargaron de una conservación todavía digna de aplauso y del mayor asombro y reconocimiento; el movimiento humanista, desde Petrarca, sólo pareció vivir para restaurar los grandes hitos de las literaturas clásicas; Neoclasicismo, Ilustración y Romanticismo no fueron ajenos a esta restauración, y hasta movimientos episódicos como el de los Parnasianos en Francia o el de los Novecentistas en Mallorca y Cataluña forjaron una literatura basada no sólo en los procedimientos de la mímesis de lo real, sino también en la copia o la reelaboración de los emblemas literarios heredados. En este sentido, el juego entre literatura y metaliteratura, o entre ficción y metaficción si nos ceñimos a este género, ha sido constante a lo largo de más de treinta siglos de producción oral y escrita en nuestras tierras. Toda originalidad ha estado cargada de legado, y este legado ha conocido metamorfosis que no llegan a disimular, en muchos casos, la fuerza -angustiosa para unos, celebrada por otros- de los patrones canónicos originales: Galdós recreó el drama de Electra, Unamuno siguió la errancia de Caín, Thomas Mann resucitó la historia de José y sus hermanos en una de sus novelas más fastuosas, Joyce hilvanó su Ulysses de la mano de las aventuras de Odiseo, y hasta Kafka, siempre tan moderno, no dejó de recordar, remodelándolo, los mitos de Poseidón, Prometeo o el canto de las sirenas.
Luego, con los siglos, se añadieron más valores canónicos a los que ya existían: y ahí quedan los herederos de Cervantes en la literatura inglesa y norteamericana o los de Shakespeare y Goethe en la literatura universal para dar cuenta de esta extraña pasión gracias a la cual la historia literaria de Europa acaba simulando una maraña de hilos en la que siempre cuesta distinguir los cabos fundacionales de sus consecuencias más o menos deshilachadas: todo se confunde cuando se ha leído más de la cuenta, más todavía si se ha leído sin orden sistemático, y parece ya imposible hallar, en nuestras literaturas, algo que pueda ser denominado original en absoluta puridad: muy cerca de nosotros queda Borges para demostrarlo.
Quizás con una salvedad: los últimos cincuenta años de nuestra historia literaria continental parecen más desmemoriados que todas las centurias que los precedieron; y hoy abundan, más que nunca, dos fenómenos que se hallan en polos opuestos: por un lado, juegos malabares de metaficción al estilo de Pálido fuego, de Nabokov, o de Bartleby y compañía, de Enrique Vila-Matas, que excusan un viaje al pasado más original de nuestra cultura literaria; por otro lado, producciones escritas en el seno de culturas que cabría denominar "ingenuas" -siguiendo a Friedrich Schiller-, que elaboran sus ficciones, por ignorancia o por sobrepeso de sus determinaciones históricas contemporáneas, sobre el relieve de los hechos más candentes y reales: así en el caso de muchas literaturas emergentes de Europa, más todavía de otros continentes, felizmente desorientadas según como se mire, gracias a las cuales surge de nuevo, como en los albores de nuestra tradición, una literatura inmediatamente adecuada a los datos ofrecidos, de primera mano, por la realidad.
Hubo una mímesis cargada de inocencia tiempo atrás, pasaron muchos siglos de metaliteratura preñada de admiración o de nostalgia, y parece que asistiremos, cada vez más, a la restauración de una literatura de ficción por fin liberada tanto del peso del canon literario como de la neurótica pasión de hacer literatura sólo sobre la base de la literatura misma.

jueves, noviembre 09, 2006

Caja de muñecas

Bueno, como es la costumbre, no recuerdo mucho de lo que me ha pasado. Sé que el viernes tomé unos tragos con varios amigos en sitios sin nombre ni razón social de esta ciudad, sitios de los que algún día espero dejar algún testimonio en una crónica (y no, no es la etnografía lo que me lleva esos sitios sino la vida). Sostengo que empecé el viernes en un local subterraneo de la calle 18 arriba de la carrera 10, para muchos es algo así como una de las calles más peligrosas de este país pero a estas alturas eso es un sitio distinto para tomar algo. El sueño me ganó cuando estaba cerca de la avenida Caracas con Jiménez a eso de la media noche.

Sostengo que sobreviví a la resaca de la mañana siguiente para ir a ver la película "Volver" de Almodóvar. Sostengo que fui con una amiga y dije Esta es una buena película del viejo Almodóvar. Sostengo que esta es una gran película con un guión que parece una serie de muñecas rusas, cada muñeca esconde algo. Y no, la vida no es como la caja de chocolates del idiota de Forrest Gump. La vida tiene esa ironía que sólo los juegos de idénticos y dobles pueden realizar. esos juegos que hacen que el espectador piense en "volver" como "volver, volver", y escuchar en voz española el tango de Gardel. Dice Sabina: "Con la frente marchita cantaba Gardel". Pero claro, Sabina también dice en esa canción "No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió". Intentaré ir al concierto de Joaquín Sabina, boleta de $70.000.

Esa noche fui a comer algo, sostengo. la comida era una serie de arroz del mundo. Sostengo que llegué al apartamento a escuchar a Sabina. Al otro día, sostengo, fui un momento a un mercado de las pulgas. Lo que pasó el domingo y lunes no lo recuerdo tan bien, sé que la gripa me atacó y me dejó K.O. en la cama. Sostengo que tuve fiebre todo el lunes pero no sostengo el hecho de si tuve o no alucinaciones por la fiebre, o con quién hablé en esas alucinaciones.
Sostengo que ayer, cuando todo el malestar desaparecía encontré uno herida en uno de mis brazos, un raspón, pero ya se había curado, sólo quedaba esa coraza que queda después de un simple raspón de piel. Sostengo que no tengo la más remota idea de cuándo o cómo me raspé. Sostengo que no tengo la más remota idea de por qué me di cuenta de eso hasta ayer y una cosa tan idiota como esa me hiciera pensar en todo lo que hay detrás del testimonio. Todo parece ser como una serie de muñecas. Una serie de muñecas rusas, matriuska, creo que es su nombre. Creo, ese es el juego, en un momento creo, en el otro sostengo. Sostengo que la vida es eso, abres una ruta y es otra muñeca, y luego aparece otra muñeca, y si piensas en el infinito o la eternidad, o lo que sea, sabrás que una eternidad de muñecas rusas sonriendo es de lo más parecido al horror o a lo divino. Leibniz lo había dejado indicado en su monadología, el mundo está lleno de sustancias compuestas, esto quiere decir que tienen partes, lo que forma esas partes son sustancias simples sin extensión ni divisibilidad: las mónadas. Lleven esto a las matemáticas, una cantidad finita es la suma de un número infinito de cantidades infinitesimales. ¿Ven el abismo?¿Sienten el vértigo?



Sostengo que he trabajado, que he trabajado mucho, aún sin tener las fuerzas para ello. Sostengo que he estado muy enfermo y que no sé qué aparecerá cuando abra la siguiente muñeca rusa, y no, no creo que sean chocolates.

Obvio, tanto problema con la memoria me tiene leyendo los siguientes textos:

- Ray Loriga: Tokio ya no nos quiere. (gracias a Jairo por el prestamo)

- Tabucchi: Sostiene Pereira. (ya es como la sexta lectura que le hago a este libro).

Ya que se acerca el concierto de Sabina, aquí dejo algo de lo más curioso en sus letras, un homenaje que le realiza a Almodóvar reflejando en su música al personaje femenino de la chica Almodóvar con todos los nombres de sus películas (bueno, las que llevaba hasta la fecha en que sale esta canción), ahora pongan la voz gruesa de Sabina, cargada de alcohol y cigarrillo.

Como no tengo castpost he tenido que apelar a robarme el tag de un castpost que tuviera esta canción del blog de una patidifusa que sí lo tiene (mona loca, aqí está la canción prometida de antesala a la proxima fiesta Almodóvar; Tánger, Falena, Nona y a todas las chicas Almodóvar escuchen esta canción).


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Yo quiero ser una chica Almodóvar
como la Maura como Victoria Abril,
un poco lista, un poquitin boba,
ir con Madonna en una limousine,

yo quiero ser una chica Almodóvar
como Bibi, como Miguel Bosé,
pasar de todo y no pasar de moda,
bailar contigo el último cuplé.

y no parar de viajar del invierno al verano,
de Madrid a New York, del abrazo al olvido,
dejarte entre tinieblas escuchando un ruido
de tacones lejanos.

encontrar la salida de este gris laberinto
sin pasión ni pecado ni locura ni incesto,
tener en cada puerto un amante distinto,
no gritar ¿qué he hecho yo para merecer esto?

yo quiero ser una chica Almodóvar
como Pepi, como Lucí, como Bom,
venderle al Garbo mis secretos de alcoba,
ponerme luto por un matador.

yo quiero ser una chica Almodóvar
que a su chico le suplique: “¡Atame!”,
no dar el alma sino a quien me la roba,
desayunar en Tiffany’s con él.

y no permitir que me coman el coco
esas chungas movidas de croatas y serbios,
ir por la vida al borde de un ataque de nervios
con faldas y a lo loco.

encontrar la salida de este gris laberinto
sin pasion ni pecado ni locura ni incesto,
tener en cada puerto un amante distinto,
no gritar ¿qué he hecho yo para merecer esto?

como patti diphusa escribir mis memorias,
apuntarme a cualquier clase de bombardeo,
no tener otra fe que la piel ni mas ley
que la ley del deseo.

encontrar la salida de este gris laberinto
sin pasión ni pecado ni locura ni incesto,
tener en cada puerto un amante distinto,
no gritar ¿qué he hecho yo para merecer esto?

Título: Yo quiero ser una chica Almodóvar

Año: 1992 (Física y Química)

Letra y Música: Joaquín Sabina

miércoles, noviembre 01, 2006

Perro Zombi

Bueno, este post es sólo para aquellos que gustan de la literatura, y además les gusta hacer apuestas al filo de la noche con nuevas voces, mejor dicho, para esos jugadores de dados que le apuestan al verde en una mesa de ruleta con pocas balas (si no es así, pues salté más abajo y lea quejas y otras historias). A estos lectores les mencioné en el post pasado como una de las apuestas narrativas más buenas que he leído en los últimos días a Jairo. En su weblog: Perro Zombi nos deja una muestra, uno de sus cuentos de desparche en medio del 7 de agosto y la depresiónpostposesiónpresidencial. Si tienen tiempo sigan el link, y lean el cuento completo, imprimanlo, qué se yo, pero no estaría de más que lo leyeran (yo me divertí resto con ese cuento y creo que hasta Blake lo leyó una noche con muy buena crítica). Espero les guste, y si no, pues es cuestión de gustos.
Una muestra:
".. Es claro que aunque se trate de un modelo a escala y no exista patrón real de comparación con el modelo original, uno debe usar todo el ingenio y la exigencia posibles para que la satisfacción propia sea máxima. La otra opción es pedir en línea un modelo de venta masiva, recibirlo 24 horas después en perfecto estado, desempacarlo e irse a un campo de vuelo a mostrar sus atributos ajenos, comentar sus mejoras respecto a la serie anterior y luego volver a casa en cuanto se acaben las baterías. Pero eso es un juego de niños. Y lo mío va en serio. Yo estoy remasterizando la realidad. El día que deje de abrir estos hangares, de imaginar estos monstruos, de pulsar estas teclas, es porque seguramente estaré muerto, o en coma, soñando sin consecuencias. Como sea, creo que mi próximo proyecto será un biplano de la Primera Guerra, esos aviones básicos hechos de madera, aluminio, cuerdas y lona. Seguramente el Sopwith Camel de la Royal Air Force, el avión con el que Roy Brown derribó al Fokker de Manfred Von Richthofen, el legendario Barón Rojo. Pero los imagino semitransparentes, collages movidos por hélices esculpidas en discos compactos, armazones de paraguas, empaques de jamón o detergente en el fuselaje, alas de residuos acrílicos, coraza de pila alcalina en la cabina y amarras de nylon sobre botellas plásticas de agua. Todo dejando asomar la marca del producto, delatando su origen bastardo. Casi puedo ver y oír las maniobras del esperpento, disparando proyectiles mejorados con estricnina o cianuro, haciendo de la misión un circo del aire. Sería una escuadra ideal para ataques a individuos de escaso relieve y poco protegidos: negociantes, artistas o académicos relajados junto a una piscina, o en busca de leña para una fogata. Una flota maestra de asalto sobre escenarios rurales en contexto familiar".
Tomado de Lunes Festivo, por Jairo Andrade.
Espero que les quede la duda de qué van a hacer esos aviones. (el cuento es una, como se dice en Colombia, mamadera de gallo, pero muy bien lograda).


Quejas y otras historias
Si no tienen tiempo, y saltaron de un buen cuento a esto, pues hombre, lo único para postear es mi queja: contratar con el Estado es aburrido, (te creo Nona, te creo). Un simple contrato exige más documentos y recibos de los que he tenido que sacar en mi vida:
1. Fotocopia de la Cédula del Contratista (bueno, soy yo así que no problemo)
2. Documento de Radicación de Terceros (anexo en excel)
3. RUT (la cola más horrible de todas por lo queme han dicho)
4. Oferta (lo que les voy a cobrar)
5. Hoja de Vida según Formato Función Pública. (anexa adobe)(Gracias Tánger por encontrarla)
6. Fotocopia del pasado Judicial vigente (otra fila de esas en las que me puedo leer a Proust entero)
7. Certificado vigente de antecedentes disciplinarios expedido por la Procuraduría General de la Nación. (¿y si no tengo registro allá? ¡Nadie me conocé!)
8. Certificación de la cuenta expedida por el banco, para consignar el valor del contrato. (Claro, como mi cuenta es de nómina creo que tendré que sacar otra cuenta).
Si mi querido lector ya llego hasta aquí y aún así me tiene fe en que voy a decir algo bueno, pues les recalco que si quieren leer algo lean el cuento recomendado de la semana. Pero si aún cree en mi, le tendré que confesar que: LA EXTRAÑO, sí, la extraño, mis amigos se van a ir de para atrás, dirán: lo sabía, se le dijo, pero nada qué hacer, la extraño mucho. Llevó casi tres meses separado de ella y no puedo dejar de pensar en su olor. Aún la siento en mis labios, en mi ropa. Creo que aún la quiero. No habría dicho nada de esto si no hubiera visto bien el video de un grupo que refleja no sólo cómo me siento respecto a esa relación sino que de fondo tiene todos esos elementos POP que me han acompañado en el último mes, en el que su ausencia ha sido más notoria: NICOTINA, TE EXTRAÑO, TE EXTRAÑO MUCHO. NICOTINA, AH NICOTINA. Un cigarrillo cargado de Nicotina, tan tentador, tan tentador. Caí el viernes y el sabado, pero: "I know, I know, voy a dejarte, love me and fuck me in your mind".



Y bueno, si llegaron hasta aquí, les repito, siguen cosas peores, puedo escribir al mejor estilo de una crónica de SOHO "el día en que el cortauñas me atacó", o "una noche en la gallera con Isabella Santodomingo", así que espero se devuelvan y lean el cuento recomendado. Y como para no perder la costumbre repito la última referencia de Elmalpensante sobre SOHO (si esto no lo hace llegar de nuevo al cuento recomendado pues espero se divierta):
20-20: Los veinte temas que se le extraviaron a SOHO.
(Se reciben más temas en editorial@elmalpensante.com)
1. La tarde en que le hablé a mi chofer.
2. ¿Qué le hubiera susurrado usted a Paris Hilton durante una luna de miel en la Costa Azul?
3. En qué pienso mientras me corto las uñas.
4. Virtudes estimulantes del mango.
5. ¿Qué se siente cuando una tractomula le pasa a uno por encima?
6. Media hora esperando por un baño público. Seis versiones con sabor a champaña.
7. ¿Qué estaba haciendo cuando Pasto ganó la Copa Mustang?
8. En busca de la exactitud: ¿Bulova o Bulgari? Responden cinco expertos.
9. La chica Cosmo conoce al chico SOHO. Tres encuentros furtivos.
10. La intensidad de mi madre. Escriben nueve hijos expertos.
11. Seis horas como proteína en el emparedado de una buseta capitalina.
12. En Colombia, ¿quién tiene la frente más alta, la lengua más larga y la falda más corta?
13. Fumando espero. ¿A quién? Las virtudes de los cigarrillos nacionales.
14. Yo me mi mío para mí conmigo. Seis autobiografías en clave de mí.
15. ¿El libro o la arepa? Alternativas del siglo XXI
16. Obviamente... ¿obviamente qué?
17. Mis mejores películas. Por Álvaro Uribe.
18. "Sí, ¡yo comí chunchullo!", por Alberto Casas Santamaría.
19. Guía para echarse seis polvos sin sacarlo.
20. Especial: ¿cuáles congresistas no usan portavasos en las fiestas?