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sábado, noviembre 29, 2008

The Secret Goldfish: "Are you out of your fucking misery, yet?"

No os lo vais a creer, pero ayer por la noche, a eso de las cuatro de la mañana, vi en la tele una película que era mi biografía o mi autobiografía o un resumen de mis días en el puto planeta Tierra. Me cago en la hostia santa, el susto que me dio casi hizo que me cayera del sillón.
Roberto Bolaño, El hijo del coronel

"Are you out of your fucking misery, yet?". Esa es la última frase que se escucha en el corto I Love Sarah Jane. Un niño va en su bicicleta; en la espalda carga un arco con varias flechas. Las calles están vacías. Hay rezagos de incendios y luchas callejeras. Si se detiene la imagen al paso del niño se ve el vecindario; en una de las puertas semiabiertas hay una leyenda que dice: God is dead. Dios está muerto, y sólo el primer amor nunca muere. El pez, el pez secreto, al ser arrancado del agua - piénsenlo un momento, está asustado, no puede respirar - y luego devuelto a ella, ¿qué sentirá? ¿Felicidad? ¿Rabia con el pescador? ¿Confusión y olvido?. En uno de esos tiernos diálogos con la joven guardia, Helena me hablaba de una película de terror que se vivía a diario, una pesadilla en el parque de atracciones. La siguiente película es un corto (sólo 11 minutos) que parece de zombies, y tiene zombies y sangre y gore y humo y explosiones, pero también tiene esa escena maravillosa en que el niño dice que aún se pone triste algunas veces cuando piensa en esos peces. Sólo el primer amor nunca muere: I Love Sarah Jane.





Sarah Jane: What?! (Angry)

Jimbo: Do you have wonder, what a fish feels when it`s caught and get`s turn back into the water, like it’s he really angry at the guy that just (rend his mouth out?) with a hook o is he confuse, o that is just like forget all thing ever happen, like 5 seconds, I don’t know?

Sarah Jane: Do you have somewhere else to be, with your family or something?

Jimbo: No, they go.

Sarah Jane: Where?

Jimbo: They are all dead.

Sarah Jane: … … … Sorry.

Jimbo: That’s o.k. I get sad sometimes too when I think about fish.


Y para rematar los dejo con este extracto del cuento El Hijo del Coronel de Roberto Bolaño tomado del blog de Portnoy:

(…) os prometo que hacía tiempo que no veía una peli verdaderamente democrática, es decir verdaderamente revolucionaria, no lo digo porque la película en sí revolucionara nada, ni de lejos, más bien estaba pobrecita, llena de tics, llena de lugares comunes, de prejuicios y personajes caricaturescos, pero al mismo tiempo cada fotograma respiraba y exhalaba un aire de revolución, digamos un aire en el que se intuía la revolución, no la revolución completa, para que me entendáis, sino un troza más bien minúsculo, microscópico de la revolución, como si vierais, por ejemplo, Parque Jurásico y no apareciera ningún dinosaurio por ninguna parte, vaya, como si en Parque Jurásico nadie mencionara ni una sola vez al jodido reptil, pero la presencia de éstos fuera omnipresente e insoportable.

¿Os vais haciendo una idea? Yo nunca he leído ni una sola obra del Teatro de cámara proletario de Oswaldo Lamborghini, pero os puedo asegurar que al masoca de Lamborghini no le hubiera disgustado ver una noche a las tres o a las cuatro de la mañana El hijo del coronel. ¿De qué iba la peli? Bueno, no os pongáis a reír, iba de zombis. Sí, sí , más o menos como las pelis de George Romero, sin duda, en cierto modo, un homenaje a George Romero y a sus dos grandes películas de zombis. Pero el trasfondo político de Romero es Karl Marx, mientras el trasfondo político de la película de anoche era Arthur Rimbaud y Alfred Jarry. Pura locura francesa.
No os riáis. Romero es claro y trágico: habla de colectivos que se hunden en el pantano y habla de supervivientes (…)


viernes, octubre 03, 2008

Meurtrières


Meurtrières (Asesinas), road movie francesa que se presentó en el último festival de cine francés y es tan inevitable como Irreversible. Dejo aquí el link al trailer. Abajo pueden ver la primera escena de la película (que también es la final), que es mucho más impactante que el mismo trailer. La película está rotando en estas semanas por Cinemax.





domingo, julio 13, 2008

Ni vieux, Ni traitres


Y cuenta la historia que hubo una vez una Acción Mutante, perdón, un grupo que se llamó Acción Directa en la Francia de finales de los 70. Pero igual es un grupo al que 20 años después le queda esa canción de la banda sonora que realizó Def Con Dos para la película de Alex de la Iglesia titulada "Acción Mutante" (aquí la canción). Hoy ya están viejos, engrasan sus sillas de ruedas y afilan sus muletas mientras explican el por qué abandonaron la en ese entonces llamada "propaganda por los hechos" anarquista. Para toda la vieja guardia a la que le cantaba Gautier, una conversación documental de la que se puede aprender algo.


" (...) Engrasa tu silla, afila tu muleta,cambia los cupones por la metralleta.

Rompe tus cadenas, ya no hay rejas,es la hora del miedo y de la paraplejia.

Somos peligrosos, somos guerrilleros.

Terroristas diletantes, tiembla mientras puedas,

ésto no es un juego:es ACCION MUTANTE".




Titulo original: Ni Vieux, Ni Traitres
Dirigida por: Pierre Carles y Georges Minangoys
Producido por: Youssef Charifi y Pages et images.
Con: Joëlle Aubron, Annie Desseaux, Jacques Garcin, Jean Halfen, Gilbert Roth, Jean-Marc Rouillan, Txus
Pais: Francia
Año: 2005
Duración: 100 minutos
Idioma: Frances con subtitulos en Castellano
Video gracias a: Brigthcove Christie Books
Info gracias a: Naranjas de Hiroshima

viernes, mayo 30, 2008

La Dialectique Peut-Elle Casser Des Briques?

1, 2, 3, respiro, 4, 5, 6, respiro. Cuento así hasta 10. Ahora regresan de nuevo las películas al blog.

La Dialectique Peut-Elle Casser Des Briques? (¿puede la dialéctica romper ladrillos?).
René Viénet se preguntaba esto en su película de 1973. La historia comienza en un frío día de invierno, en un tranquilo lugar donde la ideología es particularmente helada. Los burócratas del partido, en sus togas, llegan a una aldea de dialécticos situacionistas y atacan la falta de organización y compromiso. Imaginen ustedes una película de kung fu con discusiones filosóficas partidarias de izquierda solucionadas entre chacos y espadas. Aquí dejo la primera parte del film en youtube, en la que un grupo de Burócratas llega y amenaza con enviar una tropa de psiquiatras y urbanistas para disciplinarlos a todos y, como parte de la amenaza, si es necesario enviarían hordas de estrucuturalistas liderados por Lacan y Foucault. El enfrentamiento se da mientras su director parodiaba a las viejas películas de artes marciales a las cuales sólo le cambiaba los subtitulos y las voces para mostras un discurso de la sub-versión del discurso (¿sería necesario hacer esa pregunta hoy?), en un filme que fue ejemplo de la Internacional Situacionista, fruto de ese Mayo del 68 y antecesora del punk.
La película completa la pueden ver on-line en:




Es una lástima que los subtítulos estén en inglés, pero se deja leer.

lunes, abril 07, 2008

Trenes Rigurosamente Vigilados



Gran película, una delicia. Delicada y alegre hasta las carcajadas, pero también triste, como una flor cayendo en medio de la nieve; delicada como las piezas de relojería de una bomba y precisa como el horario en que ha de llegar uno de esos trenes nazis rigurosamente vigilados.


Es un tanto distinta a la obra original (pese a tener al autor mismo de la novela, Bohumil Hrabal, escribiendo las escenas), pero esto es en parte por los problemas de producción del film en esa época como por la censura (moral y en menor medida política) imperante en la Checoslovaquia de entonces. Hay escenas que debieron resultar imposibles de filmar adecuadamente, como esa maravillosa escena en que el abuelo del joven protagonista Milos, que era un mentalista, se enfrenta él solo con el poder de su mente a las tropas alemanas (que está en el párrafo de la obra que aquí dejo al final); o ese sutil cambio del final de la novela con la ausencia de uno de sus personajes finales, en que relata la humanidad de una guerra, con descripciones como la belleza de un par de oficiales de la SS tan jovenes como el protagonista y con rostro de poetas o llenas de la humanidad de ese diálogo final de la novela que no está en la película; o la dificultad de mostrar la comparación entre la llegada de un tren cargado de judíos con el transporte de animales al matadero, en ese relato de una vaca que parió a su ternero muerto y aún lo llevaba prendido y pudriéndose dentro de sí; o el hecho de que las escenas nocturnas casi que desaparezcan del film.

Hay escenas que pertenecen en forma clara a la literatura y no tienen por qué estar en la película, y en esto acierta su director y el autor al sacrificarlas o no darles un contexto distinto de la acción, como la que acompaña la revisión de un mapa lleno de agujeros por tantos dobleces, agujeros tan grandes como Suiza o agujeros en el mapa en los que ahora se enfrentaban jóvenes dispuestos a morir.

Hay otras escenas que se enfrentaron a la censura oficial por considerarla explícitamente sexuales y son una fantasía plena, equiparable a ese erotismo inocente del protagonista, a la espera del primer beso y la curiosidad de la primera vez. Una escena en particular es famosa en la República Checa, y es la escena en que uno de los personajes, el asistente Hubichka, juega con la telegrafista (interpretada por una mujer muy muy hermosa de nombre Jitka Zelenohorská) en una noche tranquila, y el resultado de ese juego es que la mujer pierde algunas prendas y el asistente la extiende sobre la mesa, y le levanta la falda para ponerle los sellos oficiales de forma delicada:"Pero el asistente Hubichka miraba el cielo azul, y ahora yo también vi en el cielo, recostada de horizonte a horizonte, a Zdenichka, nuestra telegrafista; y vi cómo el asistente le subía tiernamente la falda, y tomaba uno tras otro los timbres de la estación, y con movimientos largos y suaves oprimía cada timbre contra las nalgas de la muchacha..".

Escena que así relata otra página (Radio Praha) su importancia en el cine Checo:

"Cuando vio la escena el director de entonces de la Cinematografía Checoslovaca, Alois Polednák, ordenó categóricamente: "¡Cortar!"El realizador de la película, Jirí Menzel, no estaba dispuesto a sacrificar una escena tan pintoresca y decidió lanzar el contrataque. Antes de ser sometida la película a censura, realizó un preestreno para los vecinos del pueblo de Lodenice, al oeste de Praga, donde se rodó el filme."No les escandaliza? ¿Debemos cortarlo?", preguntó Menzel después de la proyección."¡De ninguna manera! ¡Todo menos eso! ¿Por qué?", exclamaban los espectadores. El cineasta tenía el mejor argumento en la contienda con los censores:¡A los trabajadores les gustaba la película!La escena en que el disoluto subjefe de estación Hrdlicka estampa el timbre sobre las nalgas de la telegrafista Zdenicka le causó un problemilla a Josef Somr, el actor que interpretaba el papel del donjuanesco empleado de ferocarriles. Su padre no le perdonó el haber protagonizado una escena denigrante para el estamento de los ferrocarrileros... En la aldea natal de Josef Somr, Vracov, la mitad de los vecinos eran ferrocarrileros. La mamá del actor no salía de casa por vergüenza".

La película es una joya, una delicia, una delicada bomba de relojería que cae como una flor desde una altura fría a enseñarnos el valor cotidiano y el papel del amor en medio de un conflicto. La novela y la película enseñan eso que tal vez acá hemos perdido: la humanidad.

Fragmento:
"Este año, el año cuarenta y cinco, los alemanes ya no dominan el espacio aéreo de nuestra ciudad. Y menos aún el de toda la región, el del país. Los ataques de la aviación habían desbaratado las comunicaciones de tal manera que los trenes de la mañana pasaban al mediodía, los del mediodía por la tarde y los de la tarde por la noche, así que a veces sucedía que el tren de la tarde llegaba sin un minuto de diferencia, con lo que marcaba el horario, pero eso se debía a que era el tren de pasajeros de la mañana que llevaba cuatro horas de retraso.

Anteayer un caza enemigo ametralló encima de nuestra ciudad a un caza alemán hasta quitarle un ala. Y el fuselaje se incendió y cayó en algún lugar del campo, pero el ala aquella, al soltarse del fuselaje, arrancó varios puñados de tornillos y tuercas, que cayeron sobre la plaza y les abollaron las cabezas a unas cuantas mujeres. Pero aquella ala planeaba sobre nuestra ciudad, los que podían se quedaban mirándola, hasta que el ala, con un movimiento chirriante, se elevó por encima de la misma plaza, donde se juntaron los clientes de los dos restaurantes, y la sombra del ala aquella cruzaba la plaza corriendo hacia un lado y enseguida corría hacia el lado donde había estado un momento antes, porque el ala no dejaba de moverse como un péndulo enorme, que hacía huir a los ciudadanos en dirección contraria al sitio posible de su caída y mientras tanto emitía un ruido cada vez más fuerte y un sonido silbante. Y entonces dio un giro rápido y cayó en el jardín del decano. Y a los cinco minutos los ciudadanos ya se llevaban el metal y las chapas de aquella ala, para que enseguida, al día siguiente, aparecieran como techos de jaulas de conejos o gallineros; un ciudadano cortó esa misma tarde tiras de aquella chapa y por la noche se hizo en la moto unos hermosos protectores para las piernas. Así desapareció no sólo el ala sino también toda la chapa y las piezas del fuselaje del avión del Reich, que cayó en las afueras de la ciudad, sobre los campos nevados. Yo fui en bicicleta a mirarlo, media hora después de que lo derribaran. Y ya me encontré por el camino con los ciudadanos que arrastraban en sus carritos el botín que habían obtenido. Era difícil adivinar para qué les iba a servir. Pero yo seguía en la bicicleta, quería ver aquel aeroplano destrozado, yo no soportaba a la gente que siempre anda buscando algo, ¡qué va, qué voy a andar recogiendo o arrancando piezas, trastos! Y por el camino de nieve pisoteada, que conducía ya a aquella negras ruinas, venía mi padre; llevaba una especie de instrumento musical plateado y sonreía y agitaba aquellas tripas plateadas, una especie de tubitos. Sí, eran tubitos del avión, los tubitos por los que pasaba la gasolina, y hasta la tarde, en casa, no averigüé por qué estaba tan contento papá con aquel botín. Los cortó en trozos del mismo tamaño, les sacó brillo y después puso junto a aquellos sesenta tubitos relucientes su lápiz metálico, al que se sacaba la mina. Mi padre sabía hacer de todo, porque desde los cuarenta y ocho años estaba jubilado. Era maquinista y había conducido locomotoras desde los veinte, así que sus años de servicio valían el doble, pero los ciudadanos se volvían locos de envidia al pensar que mi padre podía vivir aún veinte o treinta años. Y además papá se levantaba aún más temprano que los que iban a trabajar. Por toda la región recogía cualquier cosa, tornillos, herraduras, se llevaba de los depósitos públicos cualquier trasto innecesario y lo almacenaba todo en casa, en el cobertizo y en el desván; una chatarrería parecía nuestra casa. Y cuando alguien decidía prescindir de unos muebles viejos, todo se lo llevaba nuestro padre, así que aunque en casa no éramos más que tres, teníamos cincuenta sillas, siete mesas, nueve canapés y montones de armarios y lavabos y jarras. Y hasta eso era poco para mi padre, salía en bicicleta a recorrer la región y aún más lejos, hurgaba en los depósitos con una barra de hierro y por la noche regresaba con el botín, porque todo podía servir algún día para algo, y servía, porque cuando alguien necesitaba algo que ya no se fabricaba, alguna pieza para el coche o la trituradora o la trilladora y no lo encontraba, venía a nuestra casa, y mi padre se ponía a pensar, la memoria lo conducía a algún sitio del desván o del cobertizo o a los montones que había en el patio, y entonces metía la mano en alguna parte y al cabo de un rato sacaba algún trasto que de verdad servía. Por eso mi papá solía ser el jefe de las campañas de recogida de chatarra, y cuando transportaba aquellos trastos de hierro a la estación, siempre pasaba frente a nuestro portal y dejaba caer parte del producto de aquella campaña de recogida. Y a pesar de so los vecinos eran incapaces de perdonarle. Debía de ser porque nuestro bisabuelo Lukás recibía un doblón al día de renta, y después, cuando llegó la República, en coronas. Mi bisabuelo nació en mil ochocientos treinta y en mil ochocientos cuarenta y ocho era tambor del ejército y como tal luchó en el puente de Carlos, donde los estudiantes les tiraban adoquines a los soldados y le acertaron a mi bisabuelo y lo dejaron inválido para toda la vida. Desde entonces cobraba la renta, un doblón diario, con el que se compraba cada día una botella de ron y un paquete de tabaco; y en lugar de quedarse sentado en casa, fumando y bebiendo, iba cojeando por las calles, por los caminos, pero a donde más le gustaba ir era a los sitios en los que la gente se dejaba la piel trabajando, y ahí se burlaba de aquellos obreros y bebía aquel ron y fumaba aquel tabaco, y por eso todos los años le daban al bisabuelo en algún lugar una paliza tal que el abuelo lo llevaba a casa en carretilla. Pero en cuando el bisabuelo se reponía, volvía a ponerse a preguntar quién lo pasaba mejor, hasta que volvían a darle otra paliza terrible. La caída de Austria le quitó al bisabuelo aquella renta, la que había recibido durante setenta años. Con la pensión que le dieron al llegar la República se acabaron el ron y los paquetes de tabaco. Y a pesar de eso todos los años seguían pegando al bisabuelo Lukás hasta dejarlo inconsciente, porque se seguía jactando de aquellos setenta años durante los cuales había tenido todos los días la botella de ron y el tabaco. Y en mil novecientos treinta y cinco el bisabuelo se fue a jactar delante de unos picapedreros a los que acababan de cerrarles la cantera y le dieron tal paliza que se murió. El doctor dijo que podía haber seguido viviendo tranquilamente otros veinte años. Por eso no había ninguna otra familia que cayese tan mal en la ciudad como la nuestra. Mi abuelo, para que la astilla no fuera tan distinta del palo, del bisabuelo Lukás, era hipnotizador y trabajaba en circos pequeños y toda la ciudad veía en su hipnotismo el deseo de hacer el vago toda la vida. Pero cuando los alemanes cruzaron en marzo nuestra frontera para ocupar todo el país y avanzaron en dirección a Praga, el único que fue hacia ellos fue nuestro abuelo, únicamente nuestro abuelo fue a hacerles frente a los alemanes como hipnotizador, a detener los tanques que avanzaban con la fuerza del pensamiento. Así que el abuelo iba por la carretera con los ojos fijos en el primer tanque, que dirigía la vanguardia de aquellos ejércitos motorizados. Y encima de aquel tanque estaba metido hasta la cintura en la cabina un soldado del Reich, en la cabeza llevaba un birrete negro con la calavera y las tibias cruzadas, y mi abuelo seguía de frente hacia ese tanque y llevaba los brazos estirados y con los ojos les infundía a los alemanes la idea, dad la vuelta y regresad... y de verdad, el primer tanque se detuvo, todo el ejercito se quedó quieto, el abuelo tocó aquel tanque con los dedos y siguió emitiendo la misma idea... dad la vuelta y regresad, dad la vuelta y regresad, dad la vuelta... y después un teniente hizo una señal con un banderín y el tanque se puso en marcha, pero el abuelo no se movió y el tanque lo atropelló, le arrancó la cabeza y ya no hubo nada que le cerrara el camino al ejército del Reich. Y después papá se fue a buscar la cabeza del abuelo. El primer tanque se detuvo antes de llegar a Praga, estaba esperando que llegase una grúa, la cabeza del abuelo había quedado aplastada entre las cadenas y las cadenas estaban tan retorcidas que papá pidió que le dejasen sacar la cabeza del abuelo y enterrarla después con el cuerpo, como corresponde a un cristiano. A partir de entonces, la gente de toda la región solía discutir. Unos gritaban que nuestro abuelo era un loco, los otros, que no del todo, que si todos se hubieran enfrentado con los alemanes como nuestro abuelo, con las armas en la mano, quién sabe cómo hubieran terminado los alemanes.

En aquella época vivíamos fuera de la ciudad, fue más tarde cuando nos trasladamos a la ciudad, y a mí, que estaba acostumbrado a la soledad, cuando llegamos a la ciudad se me estrechó el mundo. Desde entonces sólo cuando salía a las afueras, sólo así respiraba. Y cuando volvía, a medida que las calles y las callejuelas se estrechaban al cruzar el puente, me estrechaba yo también, siempre tenía y tengo y tendré la impresión de que detrás de cada ventana hay por lo menos un par de ojos que me miran. Cuando alguien me hablaba, me sonrojaba, porque tenía la impresión de que a todas las personas les molestaba algo de mí. Hace tres meses me corté las venas de las muñecas, y fue como si no tuviera motivo para hacerlo. Pero yo si tenía motivo y lo conocía y sólo me daba miedo que cualquiera que me mirase fuese a adivinar el motivo. Por eso detrás de cada ventana aquellos ojos. Pero ¿qué puede pensar una persona cuando tiene veintidós años? Yo podía pensar que la gente de nuestra ciudad me miraba porque me había cortado las venas para librarme del trabajo que ellos tenían que hacer en mi lugar, igual que lo habían hecho en lugar de mi bisabuelo Lukás y de mi abuelo Vilém, que era hipnotizador, y de mi papá, que había conducido una locomotora durante un cuarto de siglo sólo para no tener después nada que hacer.

Este año los alemanes ya no dominan el espacio aéreo de nuestra ciudad. Cuando llegué por el sendero hasta el fuselaje del avión, la nieve brillaba en los llanos y en cada cristalillo de nieve era como si hiciese tic-tac una manecilla pequeñísima de segundero, porque la nieve se quebraba bajo el calor del sol y se ponía de todos los colores, y oí que no sólo en cada cristalillo hacían tic-tac las manecillas, sino también en otra parte. El tic-tac de mi reloj se percibía con claridad, pero yo oía otro tic-tac más, y ese tic-tac salía del avión, de aquel montón. Y, en efecto, hacía tic-tac allí el reloj de la cabina, hasta marcaba la hora correcta y yo la comparé con las manecillas de mi reloj. Y después vi que un poco más abajo había un guante iluminado por el sol, y sentí perfectamente que el guante no estaba solo, que dentro de él estaba la mano de un hombre, y que la mano no estaba sola sino en un brazo y el brazo en un cuerpo humano que estaba en algún lugar debajo de aquellos restos. Y con todo el peso del cuerpo me apoyé en el pedal de la bicicleta; por todas partes sonaban las manecillas de los segunderos, empujadas por la luz del sol, y por las vías a lo lejos resoplaba un tren de carga, resoplaba con alegría; era un tren carbonero, volvía de la cuenca de Most, seguro que de ciento cuarenta ejes, y a la mitad del tren se había quedado trabada la zapata de un freno, estaba al rojo y el metal goteaba sobre el riel, pero la locomotora del Reich arrastraba con alegría aquel vagón trabado.

Mañana ya estaré junto a las dos vías de mi estación, en la que todos los trenes que vayan de oeste a este estarán señalados, de acuerdo con el horario, con números impares, y en cambio los trenes que se dirijan de este a oeste, con números pares. Volveré después de tres meses a dirigir el tráfico, volveré a estar en la estación, por la que pasan las dos vías principales, y la vía de paso de oeste a este tiene el número uno y la segunda vía de paso de este a oeste tiene el número dos y después a partir de la vía número uno todas las vías a mano derecha tienen números impares, tres, cinco, siete y eso, y todas las vías a mano derecha de la vía de paso número dos tienen números pares, cuatro, seis, ocho, diez y eso. Claro que eso es para nosotros, para los empleados de los ferrocarriles del Estado, todos estos números, porque desde el punto de vista de un pasajero que está en el andén de la estación, por ejemplo en mi estación, entonces la primera vía es la quinta, la segunda vía es la tercera, la tercera vía es la primera, la cuarta vía es la segunda... Y mañana por la mañana temprano me pondré el uniforme, los pantalones negros y la camisa azul, el abrigo del uniforme con botones de bronce que mamá me limpia con sidol, y después me abrocharé el precioso cuello que lleva tanto en el abrigo como en la capa el mismo distintivo, por el cual cualquier ferroviario reconoce cuál es mi categoría en el servicio. El botón del cuello le indica a cualquiera que tengo la reválida. Y luego la preciosa estrella bordada con hilo dorado pone en conocimiento de todos que soy aspirante a factor. Y además brilla en el cuello el distintivo más hermoso, una rueda alada parecida a un hipopótamo dorado. Y por la mañana saldré cuando aún sea de noche, mamá me estará mirando, estará inmóvil tras la cortina, igual que detrás de todas las ventanas junto a las que pase, detrás de todas habrá gente igual que mi madre, me observarán con un dedo en la cortina y yo seguiré andando hacia el río y allí en el sendero respiraré, como siempre, porque a mi no me gusta ir al trabajo en tren; así junto al río respiro con más libertad, aquí no hay ventanas, ninguna trampa, ninguna aguja clavada desde atrás en la nuca".

domingo, abril 06, 2008

Réquiem


Película en la selección de Eurocine.


Esta película alemana muestra en forma muy clara la diferencia entre el cine europeo y el norteamericano. Sé que puedo dañar un poco la película, pero igual el subtitulo que le han puesto en Colombia no ayuda mucho, ya que aquí la traducen como: "Requiem: la posesión". De todas formas uno aún no sabe a qué uso exacto de la palabra posesión quiere el título inferir. La primera escena se abre con el típico estereotipo europeo del personaje principal en su bicicleta por un campo de esos muy europeo. El personaje principal en este caso es una niña llamada Micaela, de 21 años, que vive en Alemania bajo el cuidado de unos padres muy católicos y una madre muy controladora que utiliza la excusa de la enfermedad de su hija para ejercer este su autoridad y exorcizar sus demonios de guerra. La textura de la imagen de la película y la saturación de su color nos deja ver en forma clara la época: son los años 70, y la joven Micaela quiere ir a estudiar a la gran ciudad pese a la fuerte oposición de su madre. Ayuda también esa cámara en constante movimiento que casi nos acerca a la sensación de estar ante un documental o una película filmada en la época.

Es en la ciudad en que Micaela conocerá las fiestas, el rock, el amor y la juventud. Pero encontrará en la enfermedad toda la encarnación de sus demonios morales, y estos demonios aparecen como el perfecto chivo expiatorio de su situación. Acá veremos los demonios de la sociedad luchando en la modernidad, el enfrentamiento más puro entre razón y fe, entre creencia y ciencia. Los lazos familiares descoyuntados con la experiencia traumática.

El mismo tema ha sido tratado por el cine gringo con una inauguración de un género en un caso y un pésimo resultado en el mismo género en el segundo, pero afortunadamente Requiem hace caso omiso a contar la historia desde la perspectiva 'show', y así para muchos la película es de género Drama y para otros pocos (gringos en su mayoría) es de género Terror, se desarrolla en mi apreciación como todo un drama psicológico que llega asustar en cuanto tal, sólo el drama y el sufrimiento de Micaela es horrible y el retrato psicológico del personaje (excelente actuación) es triste y aterrador con la distancia de los años, sin nada sobrenatural, que por cierto es algo que la película nunca toca.

La historia tiene una base real: pero si la cuento dañaría la película. Pero al final de la misma cuentan esa historia.

Como me ha ocurrido con las últimas películas alemanas que he visto, la música que acompaña estas cintas son todo un lujo. Requiem, aunque usa pocas canciones, tiene una muy buena selección, muy acorde con las escenas que vemos.

Director: Hans-Christian Schmid.
Año: 2006.
Duración: 93 min.
Género: Drama.
Interpretación: Sandra Hüller (Micaela Klingler), Burghart Klaussner (Karl Klingler), Imogen Kogge (Marianne Klingler), Anna Blomeier (Hanna Imhof), Nicholas Reinke (Stefan Weiser), Jens Harzer (Martin Borchert), Walter Schmidinger (Gerhard Landauer).
Guión: Bernd Lange.

Estreno en Alemania: 2 Marzo 2006.

miércoles, abril 02, 2008

Ne le dis à personne

Una de fogueo:

No le digas a nadieY bien, empezó Eurocine 2008. Sabía que el lanzamiento iba bien. La película de la inauguración tiene como título No le digas a nadie, y es una frase inaudible dentro de ella pero que configura todo el drama. Un hombre, Alex, escucha una noche el asesinato de su esposa y antes de llegar a donde escucha sus gritos es golpeado y se desmaya. 8 años después recibe un mail en que le es dada una cita virtual, con el subtexto de No le digas nadie. Al cumplir la cita, Alex ve una filmación en vivo de alguna calle concurrida, y en ella aparece una figura femenina, muy parecida a su desaparecida mujer, que mira unos segundos a la cámara y parece susurrar Ne le dis à personne o I´m sorry. Ahí empieza un muy buen trhiller que hace permanecer atento al espectador durante 125 minutos, y eso es todo un logro del director Guillaume Canet. La tensión se deja notar en muchas escenas y mi catálogo de Eurocine llegó a mi casa bastante arrugado por esa presión. En particular hay una persecución muy bien hecha que me hizo acercarme aún más a la pantalla con mi cuerpo. Aunque a algunos no les gustó el final a mi me pareció sólo sencillo frente a lo complejo de la narración, una historia que lo suelta a uno en una serie de intrigas, persecuciones y asesinatos sin tan siquiera una pista, tal como lo hace el protagonista. Aunque algunas de las subtramas quedan sin un posterior desarrollo, la película logra ser completa y cerrar bien su historia principal. Era muy duro competir como película de apertura con La vida de los otros, pero salió airosa. Es una muy buena película que no cae en el común de las películas francesas cargadas de drama pasional o de romance.

Mucha acción y mucho suspenso. Al ver la película sentí ahí el acento de una novela que se encuentra entre una policiaca y una novela negra. La narración parecía más propia de Agatha Christie en algunos apartes. Al llegar a casa y revisar la ficha de la película encuentro que está basada en la novela de un norteamericano llamado Harlan Coben, titulada Tell no one. Habrá que leer las cosas del hombre pues parece un buen exponente del género. En su página web hay un extracto que aquí dejo:


I checked the computer's clock. It was hooked into some satellite that gave the exact time: 6:04.32 PM
Ten minutes and twenty-eight seconds to go.
To go to what?
The phones kept ringing. I tuned them out and drummed my fingers. Under ten minutes now. Okay, if there were going to be a change in the hyperlink, it would have probably happened by now. I put my hand on the mouse and took a deep breath.
My beeper went off.
I wasn't on-call tonight. That meant it was either a mistake - something made far too often by the clinic night operators -- or a personal call. It beeped again. Double beep. That meant an emergency. I looked at the display.
It was a call from Sheriff Lowell. It was marked “Urgent.”
Eight minutes.
I thought about it, but not for very long. Anything was better than stewing here with my own thoughts. I decided to call him back. I picked up the office phone, dialed nine to get an outside line, then the number on the LCD.
Lowell again knew who it was before he picked up. “Sorry to bother you, Doc.” Doc, he called me now. Like we were chums. “But I just have a quick question.”
I put my hand back on the mouse, moved the cursor over the hyperlink, and clicked. The web browser stirred to life.
“I'm listening,” I said.
The web browser was taking longer this time. No error message appeared.
“Does the name Sarah Goodhart mean anything to you?”
I almost dropped the phone.
“Doc?”
I pulled the receiver away and looked at it as though it'd just materialized in my hand. I gathered myself together a piece at a time. When I trusted my voice, I put the phone back to my ear. “Why do you ask?”
Something started coming up on the computer screen. I squinted. One of those sky cams actually. Or street cam, I guess you'd call this one. They had them all over the web now. I sometimes used the traffic ones, especially to check out the morning delay on the Washington Bridge.
“It's a long story,” Lowell said.
I needed to buy time. “Then I'll call you back.”
I hung up. Sarah Goodhart. The name meant something to me. It meant a lot.
What the hell was going on here?
The browser stopped loading. On the monitor, I saw a street scene. The rest of the page was blank. No banners or titles. I knew you could set it up so that you only grabbed a certain feed. That was what we had here.
I checked the computer clock. 6:12.18 PM
The camera was pointing down at a fairly busy street corner, from maybe fifteen feet off the ground. I didn't know what corner it was or what city I was looking at. It was definitely a major city though. Pedestrians flowed mostly from right to left, heads down, shoulders slumped, briefcases in hand, downtrodden at the end of a work day, probably heading for a train or bus. On the far right, I could see the curb. The foot traffic came in waves, probably coordinated with the changing of a traffic light.
I frowned. Why had someone sent me this feed?
The clock read 6:14.21 PM. Less than a minute to go.
The feed was black and white. The way the shades of gray lit the worker-bees against the asphalt was almost artistic. A Bergman film maybe. Something like that. I kept my eyes glued to the screen and waited for the countdown as though it was New Year's Eve. My pulse started speeding up. Ten, nine, eight....
Another tidal wave of humanity passed from right to left. I took my eyes off the clock. Four, three, two. I held my breath and waited. When I glanced at the clock again, it read: 6:15.02 PM
Nothing had happened - but then again, what had I expected?
The human tidal wave ebbed and once again, for a second or two, there was nobody in the picture. I settled back, sucking in air. A joke, I figured. A weird joke, sure. Sick even. But nonetheless---
And that was when someone stepped out from directly under the camera. It was as though the person had been hiding there the whole time.
I leaned forward.
It was a woman. That much I could see. Short hair, but definitely a woman. From my angle, I hadn't been able to make out any faces so far. This was no different. At least, not at first.
The woman stopped. I stared at the top of her head, almost willing her to look up. She took another step. She was in the middle of the screen now. Someone else walked by. The woman stayed still. Then she turned around and slowly lifted her chin until she looked straight up into the camera.
My heart stopped.
I stuck a fist in my mouth and smothered a scream. I couldn't breathe. I couldn't think. Tears filled my eyes and started spilling down my cheeks. I didn't wipe them away.
I stared at her. She stared at me.
Another mass of pedestrians crossed the screen. Some of them bumped into her, but the woman didn't move. Her gaze stayed locked on the camera. She lifted her hand up as though reaching toward me. My head spun. It was as though whatever tethered me to reality had been severed.
I was left floating helplessly.
She kept her hand raised. Slowly I managed to lift my hand. My fingers brushed the warm screen, trying to meet her halfway. More tears came. I gently caressed the woman's face and felt my heart crumble and soar all at once.
“Elizabeth,” I whispered.
She stayed there for another second or two. Then she said something into the camera. I couldn't hear her, of course, but I could read her lips.
“I'm sorry,” my dead wife mouthed
And then she walked away.


El lanzamiento, bien como siempre. Al inicio esperé a la Tats para entrar y mientras hacía fila pasó un señor ofreciendo una tarjeta de una empresa de casting a la persona que estaba detrás mio. La niña lo despidió y conversamos un rato sobre la película, era de alguna embajada y ya más adelante la vi cerca a la niña Tornatore. Como siempre encontré muchas personas conocidas: Tatiana, la Pirry, Kate, y hasta a Winter creo que vi por ahí. Tengo algunas entradas más así que estaré pendiente de otras películas de este Eurocine.

Schwarzfahrer: el pasajero negro

Una de verdad:

Hace unos días estoy colaborando en un trabajo que tiene que ver con las comunidades afrocolombianas en una ciudad muy conflictiva de este país. Por lo tanto he estado más receptivo que de costumbre a este tema. El día de hoy, una serie de posts y una información por twitter me ponen sobre aviso en el tema del racismo.

El primer post me llegó por referencia de La Petite Claudine y dejaba muy clara la pregunta por si el racismo está en nuestra mirada pervertida o no, cuando ella rastrea un artículo sobre una de las portadas de Vogue en las que aparece LeBron James y Gisele Bündchen y cómo la crítica la asoció a una famosa imagen del cine.


Por favor, hay que ser muy retorcidos para hacer este tipo de asociaciones. Casi me voy para atrás cuando dicha imagen del cine aparece asociada a una cuestión mucho más macabra, relacionada en una mezcla entre la moral y el machismo en la cultura pop española, reseñada por El blog ausente. Las viñetas (favor ver las viñetas en el anterior link) que reseña este blog valen la pena, y en ella encontramos como la figura del King Kong aparece en una cartilla erótica de los años 70 a devorar un par de lesbianas, como si la figura que castiga el pecado fuera el imaginario machista.

No me repongo de estos golpes cuando por twitter, gracias a cine al oído, me entero de un cortometraje reseñado como El pasajero negro, al parecer ganador del premio Oscar en 1994. En este cortometraje me queda claro que el racismo no está tanto en nuestra percepción como en nuestra falta de acción. Es curioso ver en el docuental cómo los comentarios racistas de una ancianita alemana pasan por los oídos de todos y naide escucha, así todos estén prestando atención. Me imagino que es lo mismo con el nacionalismo. El cortometraj es muy bueno y dura sólo unos 10 minutos:



Schwarzfahrer.(German.Kurzfilm)
Cargado por cinealoido

Después de esto me siento como si estuviera en medio del debate de si el libro Cómo leer al pato Donald es aún vigente o no.

No al racismo, No a los nacionalismos

y a los otros:

¡No pasarán!


P.D: de verdad que liberen a Ingrid. No es casualidad que sea en el mes de abril un día nefasto para la historia colombiana. Soy de la opinión de que un movimiento nacional de víctimas de todas las formas de violencia y de todas las formas de terrorismo es lo que necsita este país como brújula moral para detener la guerra. para mí, este movimiento sólo podría estar liderado por Ingrid. La crisis moral de este país tocaría fondo con su desaparición.

martes, abril 01, 2008

Lady Snowblood

Hace un tiempo mencioné que iba a publicar en este blog 'una de verdad y una de fogueo'. Vamos a intentar volver al ejercicio.


La de fogueo de hoy está relacionada con el domingo en que se retransmitió Kill Bill, en el cual no pude quitarme de la cabeza una de las películas que le da el alma a la obra de ese comentarista medieval en que se convierte Tarantino. La película se llama Lady Snowblood dirigida por Toshiyo Fujita (proviene del manga Shurayuki-hime, y llegó a mi a través de Plotino, de quien es también la idea de Tarantino como un glosista medieval que embellece textos antiguos). Claro que hay más películas que están por debajo de Kill Bill como La novia vestida de negro de Truffaut, pero algo falta: la sangre. Por eso no lograba quitármela de la cabeza. En mis lecturas hay sangre y cuerpos por todos lados. El trailer de Lady Snowblood aquí sigue, y vale la pena verlo por la sola canción, interpretada por su protagonista Meiko Kaji.

Al parecer no voy a una biblioteca o a una librería sino a una carnicería: señor, por favor me vende unas Tripas como en el libro Fantasmas de Palahniuk, un centro de muslo a lo Dalia Negra de James Ellroy y por favor me regala una libra de carne al corte Veneciano de Shake-speare, un corazón seco a lo Cormack McCarthy y que no se me olvide que necesito unos huesos bien carnudos a lo Joseph Conrad. Como dijo un día el Perro Zombi: hoy es día de wok.
P.D: se viene Eurocine 2008 :) con una muy grata sorpresa. Tiene que ver con Bohumil Hrabal.

sábado, marzo 29, 2008

The Black Dahlia


Y bien, volvemos a la literatura y al cine.

La novela La Dalia Negra de James Ellroy es desgarradora. Aún antes de tocar su primera línea, cuando apenas si vamos en la dedicatoria ya nos enfrentamos a esta frase:
Para
Geneva Hilliker Ellroy (1915-1958)
Madre: veintinueve años después, esta despedida de sangre.

La película realizada en 2006 por Brian de Palma no llega a ofrecernos esa construcción de personajes que hace Ellroy en la novela, pero es un buen complemento después de la lectura del texto para poder apreciar un poco de ese color de Los Angeles de los años 40 en los que se ubica la novela.

1. El Autor

Desde hace mucho tiempo este es uno de los escritores que más me ha llamado la atención, y me fue recomendado por Lobo. Le dicen el perro rabioso de la literatura norteamericana y a la vez uno de sus mejores exponentes. Art Cooper, quien fue su editor para la revista GQ lo describe así: "James es un hombre corpulento, con una voz poderosa y una gran personalidad. Quienes no lo conocen bien lo encuentran amedrantador. Quienes lo conocen a fondo, también. Es tan intrépido como un doberman, como descubrí muy pronto, cuando inténtabamos decidirnos por una historia perfecta".

Su obra es desgarradora y mi afición se convirtió en una pequeña biblioteca de culto. El hombre es todo lo contrario a mi gusto en, por así decirlo, el tema político (Ellroy es re-repúblicano, defensor de la pena de muerte, pro Bush, admirador de los pitbull a los que se piensa que puede llegar a tratar mejor que a su mujer, etc.), pero es muy buen escritor. Ellroy al parecer es al mismo tiempo como el señor fuego y el señor hielo de su novela más conocida: La Dalia Negra. Cuando una vez tuve la oportunidad de escuchar a Antonio Ungar (quien ganó el premio de periodismo Simón Bolívar en la modalidad de Artículo Cultural del año 2006 con una crónica de su entrevista con Ellroy titulada “Ellroy Confidencial”, y publicada en Gatopardo), le preguntó un amigo sobre su encuentro con el escritor, y él comentaba que era lo más parecido a un *** que habría podido llegar a conocer. Al acercarse Ungar al jardín del hotel donde lo esperaba el escritor vio como venía en su dirección, llorando y huyendo, una joven periodista limpiándose las lágrimas y guardando, ofendida y humillada, su grabadora. La crónica salió mejor que la entrevista de la niña y a través de la afición por el boxeo y la historia de Pambelé se abrió la puerta de Ellroy.

Un caso curioso este, pues el escritor es lo más dado a contar sus experiencias personales a su público. Una de las obras de más recordación (y también mencionada por Roberto Bolaño como uno de los mejores libros de la literautra mundial de los últimos 30 años) es su autobiografía titulada Mis rincones oscuros. En esta especie de autobigorafía el escritor narra su vida a los 10 ños cuando se entera del homicidio de su madre y es llevada con el hilo de la conversación y la búsqueda, que hace años después con los detectives que cubrieron el caso y otros amigos de la policía de Los Angeles, de la historia de su madre. Esa historia gravita en la obra de Ellroy y el personaje de una mujer asesinada en 1947 que se reconstruye a medida que avanza la investigación policial en La Dalia Negra es un escenario que pareciera tener ese eco de dedicación materna.

Muchos piensan que la novela policiaca es un género menor de la literatura, nada disitinto del folletín. Yo pienso que hay que ser muy valiente para escribir este tipo de historias, hay que tener muchos cojones para llegar a los vertederos de la sociedad y contar sin encubrimientos y sin máscaras lo que está mal en una sociedad. Ellroy es un maestro del género. Llama la atención su tetralogía de Los Angeles o su serie dedicada a América. En L.A. Confidential demuestra sus habilidades como escritor. En la anteior referencia de Bolaño hay una comparación entre Ellroy Amis. Ambos escritores contemporáneos y ambos con una especie de autobiografías noveladas.
La diferencia la ubicaba Bolaño así:
" Amis escribe una autobiografía brillante, pedante, blanda, la vida de un escritor hijo de escritor. Ellroy, a quien muchos desprecian por consideraciones tan imbéciles como que se trata de un escritor de género, escribe una autobiografía sesgada, unas memorias que surgen directamente de los límites del infierno. En realidad lo que hace Ellroy es investigar y recrear, sin ocultar nada, la vida de su madre, los últimos días de vida de su madre violada y asesinada en 1958 y cuyo asesino jamás fue descubierto.
Como el crimen parece ser el símbolo del siglo veinte, en las memorias de Amis también hay un asesino en serie, el infame Fred West, en cuyo jardín se encontraron los restos de ocho mujeres, entre ellas una prima de Amis desaparecida muchos años antes. Pero Amis, cuando se acerca al abismo, cierra los ojos, pues sabe, como buen universitario que ha leído a Nietzsche, que el abismo puede devolverle la mirada. Ellroy también lo sabe, aunque no haya leído a Nietzsche, y allí radica la principal diferencia entre ambos: él mantiene los ojos abiertos. De hecho, no sólo mantiene los ojos abiertos, Ellroy es capaz de bailar la conga mientras el abismo le devuelve la mirada
" (Entre parentesis, Anagrama).


Gran parte de la obra de Ellroy se construye con diálogos y una redacción cargadas de puntos seguidos, fechas y horas, como si estuvieramos ante un informe policial de rutina. Por eso es difícil dar cuenta de su profundidad en una frase escogida, cuando es necesario sumergirse en sus personajes para entender su obra.
2. Las películas

"Salí corriendo del picadero, bajé los peldaños y doblé la esquina hacia Norton, con Lee pisándome los talones. Al ver que un coche del departameno fotográfico y el furgón del forense se detenían con un chirrido de neumáticos, aceleré mi carrera. Harry Sears estaba bebiendo sin esconderse ante media docena de agentes; distinguí un destello de horror en sus ojos. Los hombres de las fotos habían entrado en el solar y se desplegaban por él, apuntando sus cámaras al suelo. Me abrí paso a codazos por entre un par de patrulleros y vi a qué venía todo aquello.

Era el cuerpo desnudo y mutilado de una mujer joven, cortado en dos por la cintura. La mitad inferior yacía entre los hierbajos, a unos metros escasos de la mitad superior, con las piernas bien abiertas. Del muslo izquierdo le habían amputado un gran trozo en forma de triangulo y (..)" (La Dalia Negra).

Estuve esperando que la película sobre La Dalia Negra llegara a los cines colombianos, pero si llegó no me di cuenta. Tuve que conseguirla en DVD. El film está dirigido por Brian de Palma y cuenta, entre otros actores, con el siguiente elenco: Josh Hartnett, Scarlett Johansson, Aaron Eckhart, Hilary Swank.


Pese a que la película no tuvo críticas geniales, a mi me parece que recrea de forma amena los hechos descritos en el Libro, pero no llega ni po run momento a superar la tensión y el suspenso así como las sensaciones de caída al abismo y el desgarro que produce la narración del autor.

Una de las partes que más me gustó de la novela trata de cómo uno de los personajes se pierde en la desesperación en el desierto mexicano. Esa figura de la persona perdida en territorio de frontera se puede ver en la literatura con Los Detectives Salvajes o el mismo Archimboldi de Bolaño, tanto como se ve en Ellroy o en Cormack McCarthy. Ese escenario de perdición es una de las mejores escenas de la película No country for old men de los hermanos Cohen, al momento de la llegada y despertar en Mexico de su personaje con un mariachi que le canta en español "quisiste volar muy alto..." y el hombre saca un dólar ensangrentado para preguntar por un mpedico, y sorprende que la misma figura en La Dalia Negra, pese a estar en la novela, no se integre a la narración audiovisual. Creo que quienes adaptaron la película deben considerar eso hoy como un error, al ver ganar el oscar a los Cohen.


Ese es uno de los problemas más graves de las adpataciones: el qué cortar. La película no quiere cortar mucho y para eso se apoya en la voz en off, que no ayuda a la construcción de los personajes de la historia por cuanto los vemos mediados por el protagonista, que se convierte entonces en el mejor personaje delimitado. La línea era simple: construir el personaje de alguien que sólo aparece como un muerto en la historia. Ahí falla la película y es probable que por eso corten escenas del texto como la perdición y caída de uno de sus personajes. Además que éste es uno de los elementos claves en la lectura de Ellroy, pues otra de las figuras de personajes que se repite es ver al protagonista llegar a caer en los peores fondos para erguirse como un ser humano a enfrentar la adversidad. Muchas veces sus personajes desaparecen en la bebida para llegar al final de su texto, o de forma más metafórica se esconden en los subsuelos y sotanos de las casas viejas para aparecer rompiendo el suelo en el enfrentamiento final. Una escena magistral está en otra de las adpataciones cinematográficas de Ellroy, cuando el detective al que interpreta Russel Crowe en la película L.A. Confidential, traducida como Los Ángeles al desnudo, se esconde debajo de las tabals podridas de un motel olvidado para de allí surgir en toda su dimensión humana al momento del duelo final en que se juega la vida.


Eso es lo que falta sentir en la película, ese jugarse la vida, esa sensación de perdición de sus personajes. Esa atmósfera llena del glamour de Hollywood que escondía entre las botellas de gin y las estrellas de cine, los asesinatos; que esocndía en la opulencia la corrupción, y el horror que discurría en cada hush-hush. Por eso podemos apreciar tan bien la escenografía, pues perdemos de vista a los personajes, pero de esto el espectador desprevenido de la obra de Ellroy no se dará cuenta y disfrutará de una buena película. Lo que repito, no deja de ser una ganancia para el espectador que llega con la obra leída a ver la película.


martes, febrero 26, 2008

Red Carpet



Se dice de Cormack McCarthy que es un autor enigmático, que no gusta de ir a premiaciones o dar entrevistas, de la misma forma que no lo hacen J.D. Salinger o Pynchon (si es que no son el mismo como dice cierta opinión propia de la teoría de la conspiración). Mi sorpresa está cuando me encuentro 'haciendo barra' en mi casa en la noche de la premiación de los Oscar a la película de los hermanos Cohen, que ansiaba ver desde hacía ya cerca de un año (como ahora ansío ver la adaptación cinematográfica de On the road), y observo en el momento en que se anuncia el ganador un pelo canoso detrás de los Cohen, que más adelante se amplía por la transmisión y, oh sorpresa, el autor que no gustaba de dar la cara a los medios aparece en una de las transmisiones masivas más grandes del momento. Ojala que esto redunde en más apariciones públicas del hombre, porque eso del mito del autor solitario frente a su obra es algo que haría muy bien en ayudar a derribar (por más que lo nieguen los puristas: hay agentes, y hay productores que intervienen en los procesos de creación de los artistas, es una mierda, lo sé, pero existen ya casi que por regla general).
Nt:¿Será que alguien se atreve a realizar una adaptación cinematográfica de Meridiano de Sangre como un revival del western?

lunes, febrero 11, 2008

Niwemang

Salí a recorrer el domingo con la rubia demente. Buscando un café terminamos entrando a ver la película 'Media Luna' (Niwemang) del director Bahman Ghobadi, el mismo director de 'Las Tortugas también vuelan'.

Mamo, reconocido músico Kurdo quiere hacer un concierto en el kurdistán iraquí tras la caída de Husseim y desea en su grupo la voz celestial de una mujer.

La película nos lleva a una imagen magistral: tras un recorrido por el kurdistán iraní en el que recoge a varios de sus hijos - miembros de su banda-, llegan a un pueblo que pareciera esculpido en la montaña. Después de sobornar a un policía que cuida un miserable puesto de control, desciende por el camino hacia el pueblo acompañado de uno de sus hijos. Del pueblo resuena un canto de mujer por todo el valle que forma la montaña. El hijo de Mamo pregunta de quién es esa voz, y Mamo responde que es la voz de las 1.334 mujeres cantantes en el exilio, quienes cantando todas al mismo tiempo se escuchan como una sola mujer. Las mujeres, que tienen prohibido cantar ante los hombres, siguen entonando su música.

La idea no es contar la película pero si quisera decir algo que antes se ha tratado: Qué imagen, sobre todo en el cine de los últimos años, valía más que mil palabras? ¿Qué imagen, sobe todo en el cine, podía condensar frases como ‘mi infancia son recuerdos de una plaza de Sevilla’?
Los llamados cines de la periferia, como los define genéricamente la revista Cahiers por referencia y burla a la crítica de ciertos autores del canon tanto cinematográfico (Hollywood) como literario (Bloom), pueden dar respuesta al tipo de cine que puede ser más emotivo que ciertas palabras. En esta ocasión la ofrenda musical al espectador permite evocar más placer, reucerdos y sentimientos que mil palabras juntas sobre la violencia en Iraq y las prohibiciones a las mujeres en Afganistán.


El nombre de la cantante que busca Mamo es Hesho y no pude dejar de ver el parecido físico del personaje con la niña salida de una película de Tornatore, la rubia demente también anotó el parecido y añadió la única diferencia: la actriz se ve de mucha más edad.

Más adelante llega el horror y la magia y la voz de la 'medialuna' capaz de hacer saltar a los muertos.

lunes, enero 21, 2008

Elementarteilchen

" On pourrait donner le nom d'Enteléchiés à toutes les substances simples, ou Monades créés, car elles ont elles une certaine perfection (échousi to entelés), il y a un suffisance (autarkeia) qui les rend sources de leurs actions internes et pour ansi dire des Automates incorporeles". (Teodicea § 87) Leibniz


Me preparé todo lo que pude: botella de vino, nada de teléfonos, absoluta y garantizada soledad para poder apreciar la película ELEMENTARTEILCHEN, la adaptación de la muy aclamada novela de Houllebecq: "Las partículas elementales" que presentaron ayer en Cinemax. En medio de la casi borrachera producida por el merlot empiezo a decantar mis percepciones personales sobre la película.

La novela cumple con la denuncia de los sentimientos de soledad y amargura del fin del siglo pasado y este nuevo milenio. Pensé, por el que se hubiera convertido en una obra de culto, que era una de esas novelas que por no estar en el canón no servían para los críticos, pero por esta vez me encuentro del lado de ellos, la novela abusa de los flash back como elipsis en la historia y sus descripciones en forma de parodia del lenguaje racional y positivista no aciertan a mostrar la contraparte que ofrecen los personajes, acertando por pura suerte en dejarlos abandonados en medio de este lenguaje, lo que ayuda a acentuar su soledad. La novela no es una de esas grandes novelas que muestran la soledad humana como las de Hrabal, o uno de esos escalpelos al al alma como las de Lobo Antunes, pero cumple en el terreno de la parodia al dar cuenta del abandono humano y contiene en sí gran cantidad de recursos narrativos, casi en exceso, lo que no me hace ser tan entusiasta de la misma y decir que es la mejor novela que me haya leído pero no tanto como para no reconocerle que es un buen libro, entretenido y todo un best-seller, con un agregado de ciencia ficción al final del texto. No así la película.

Una de las cosas que más me quedó impresa de mi lectura de Houllebecq tendría que ver con la desnudez que muestran sus personajes. El gran mérito del autor está en gritarle a todos los miembros la sociedad que son unos reyes, individualistas todos, todos reyes egoístas de su propio mundo, y que todos están desnudos, desnudos y solos. Desnudos en campings New Age, desnudos en los laboratorios científicos, en las clínicas de reposo, en los bares swinger, ante el espejo, en un supermercado, desnudos frente al otro y frente a sí mismos y por tanto temerosos y solos, sollozantes.

Una de las metáforas que más me impactan de la obra es cuando Bruno, uno de los dos medio hermanos por los que transcurre la historia, después de ser expuesto a la comuna hippie en la que vive su madre, en la que todos están desnudos y tienen sexo por doquier, se da cuenta que ese verano no logrará tampoco tener sexo y en su soledad ingresa al cuarto de la madre quien se encuentra con su amante, desnuda bajo la sábana que su hijo levantará para apreciar de rodillas su vulva para luego salir de la casa a masturbarse, y así desnudo y expuesto en su soledad un gato negro le observa y cierra los ojos en el momento de su eyaculación, lo que ocasiona en Bruno la reacción de coger una gran piedra y hacer estallar la cabeza del animal. Soledad y amargura atraviesan por la desnudez y se transforman en ese malestar que es denunciado por aquel gato cerrando los ojos. Y ahí falla la película, primero al evitar gran cantidad de las escenas de desnudos que contiene el libro, pues, a mi modo de ver, las escenas de desnudez son fundamentales para dos personajes que no pueden aspirar a estar en ese mundo y la sensación de soledad se encuentra ligada a su desnudez. El gato, en mi apreciación, denuncia esa desnudez y por eso muere a manos del joven Bruno, cosa que la película subsume en el relato de la crisis nerviosa del personaje ya adulto ante su psicóloga.


La trama busca recuperar, como si de un documento histórico habláramos, la vida del hombre más importante del siglo XX, Michel Djerzinski, matemático y biólogo y el otro medio hermano de la novela. Un hombre que sólo era producto de su época y se adelantó a ella para separar el sexo de la reproducción, como más adelante lo desarrolla la parte más elaborada de ciencia ficción que se ha djado entrever en algunas partes de la novela. Su vida y la de su medio hermano nos es mostrada por un narrador que pareciera tener, al momento de hacer el ejercicio de leer en voz alta la novela, la misma voz que el narrador del canal Discovery. Eso da cuenta de la burla y la parodia a la que se somete de forma crítica por reducciones la historia y la filosofía de la segunda mitad del siglo XX. En una larga lista de deudas por saldar cae un Deleuze, un Foucault, mayo del 68, la crítica feminista y las revoluciones culturales en la que queda sólo bien parado ante los personajes un Aldous Huxley como un personaje incomprendido por haber escrito 'Un mundo feliz' como crítica cuando debía ser una utopía social, utopía social que pareciera plantear el mismo Houllebecq en su propia noción de pesadilla. Los críticos literarios tacharon entonces este libro como racista, fascista, y cuando se critica al anarquismo y Bakunin sólo sirve para una frase que da la bienvenida a un campo New Age lleno de hippies viejos y cincuentonas feministas que se mueren por machos latinos, no hacían falta de ver las reacciones de la izquierda. Tendrían igual cosa que decir los religiosos - de cualquier fe - , los árabes o los brasileros. Pero en la novela se logra construir, en medio de una gran cantidad de información filosófica, científica, sociológica, histórica y etc, la sensación de soledad del hombre contemporáneo.


" (...) Tenía un poco de sueño; la luna se deslizaba sobre la ciudad dormida. A una palabra suya, lo sabía, Bruno se levantaría, se pondría el chaquetón y desaparecería en el ascensor; siempre había taxis en La Motte–Piquet. Al considerar los acontecimientos presentes de nuestra vida, oscilamos constantemente entre la fe en el azar y la evidencia del determinismo. Sin embargo, cuando se trata del pasado, no tenemos la menor duda: nos parece obvio que todo ha ocurrido del modo en que, efectivamente, tenía que ocurrir. Djerzinski ya había superado en gran medida esta ilusión perceptiva, relacionada con una ontología de objetos y de propiedades, solidaria del postulado de objetividad fuerte; y sin duda por eso no pronunció las palabras, sencillas y corrientes, que habrían puesto punto final a la confesión de aquella criatura lacrimosa y destrozada, a la que le unía el vínculo de un origen genético compartido a medias, y que esa noche, tumbado en el sofá, había excedido por mucho los límites de la decencia que requería, implícitamente, una conversación humana. A Michel no le guiaban ni la compasión ni el respeto, pero tenía una intuición débil e indiscutible: aquella vez, a través de la patética y tortuosa narración de Bruno, iba a perfilarse un mensaje; se dirían ciertas palabras, y esas palabras tendrían —por primera vez— un sentido definitivo. (...)

Otro falló consiste en eliminar ese narrador omnisciente en tecera persona que habla en pasado y que es tan importante para el lenguaje en que se construye el texto. La película entonces se monta en diversos momentos de presente que se van interpelando en uno u otro flashback, que se deja ver bajo un exceso de colores y de música cliché de la época (más música norteamericana que suena extraña para un libro de origen francés y de adaptación alemana), y como no se pueden mostrar todos los flashbacks se suprimen escenas de los personajes cuando eran más jóvenes para ponerlas en su vida adulta y esto elimina esa sensación que quiere transmitir el autor a que un sólo contacto humano y una decisión distinta en su vida hubiera bastado para evitar el desenlace de soledad y amargura, de humillación, represión y masturbación. Si el joven Bruno hubiera decidido coger la mano de una niña en el cine en vez de tocar su muslo desnudo con apetito sexual no habría tenido ese primer rechazo que lo lleva a buscar en los burdeles y en los escenarios swinger eso que es elemental; si el joven Michael se hubiera atrevido a besar a su vecina (interpretada de buena manera en la película por una ya muy vieja Franka Potente - aunque está bien decir que todas las actuaciones son muy buenas-) y abandonar esa soledad que lo consume por más de 25 años la historia de los dos los habría llevado a encontrar eso elemental que se les escapa.

El libro de Houllebecq, plagado de excesivos recursos técnicos, es hiriente y provocador, grita en su desconsuelo y bajo la metáfora de las teorías de las partículas elementales de la física contemporánea aplicadas a la biología muestra eso elemental que el hombre ha dejado perder en su individualismo. La película alemana no grita y se transforma en nostalgias y escenas melodramáticas, y aunque no siguió al pie de la letra las escenas del texto, su problema no está en la construcción del guión sino en olvidar al momento de la puesta en escena desnudar tanto externa como internamente a sus personajes para demostrar que esa soledad se parece mucho más a un abandono, y si el hombre está abandonado sólo quedarían esas discusiones religiosas por las que la película no se inclina mucho pues es en ese abandono del género humano en que se adivina una presencia divina que lo deja abandonado. Si el hombre está abandonado, desnudo, ¿quién lo abandona?, ¿Dios? ¿la historia? ¿el gato negro?, discusiones que la película evita pues al mostrar lo más cinematográficamente la historia no deja pie a la pregunta acerca de lo elemental que se nos está escapando.

(...) El verano del 89 pasamos las últimas vacaciones juntos, en el Club Méditerranée. Me acuerdo de los ridículos juegos que organizaban a la hora del aperitivo y de las horas que pasaba en la playa mirando a las tías; Anne charlaba con las demás madres de familia. Si se tumbaba boca abajo, se le veía la celulitis; si se tumbaba boca arriba, se le veían las estrías. Estábamos en Marruecos, los árabes eran desagradables y agresivos, el sol calentaba demasiado. No valía la pena acabar con un cáncer de piel por pasarme las tardes haciéndome pajas en la cabaña. Victor aprovechó la estancia, se lo pasó muy bien en el Mini Club... —A Bruno se le volvió a quebrar la voz—. Yo era un hijo de puta, y lo sabía. Lo normal es que los padres se sacrifiquen. Yo no conseguía soportar que se acabara mi juventud, no podía soportar la idea de que mi hijo iba a crecer, iba a ser joven por mí, y que a lo mejor iba a tener éxito en la vida cuando la mía era un fracaso. Quería volver a ser una persona.
—Una mónada... —dijo Michel en voz baja.
Bruno no contestó y terminó su vaso.
(...) "

No sobra decir que la historia del texto se desarrolla en un futuro y está dedicada al hombre y a su desaparición. La película parece ser optimista y abre el futuro de las vidas indivudales de los personajes, cosa que de plano no puede exisitir ante el texto en el que el hombre, como especie, deja de exisitir, pero no como una simple decadencia sino como si esa decadencia y soledad y amargura y humillación fueran un impulso vital que lo llevar a su perfección que es su desaparición como especie para ser reemplazada por una mejor especie. El libro es un tanto cínico y descorazonador, la película es nostálgica y trágica al mismo tiempo que optimista, el libro es provocador y la película busca conciliar en la emoción de sus personajes. El libro, como dirían enla costa colombiana, no es la gran cosa pero ajá, y de la película si me voy muy decepcionado al pensar que podría haber sido más provocadora que el texto mismo.