lunes, enero 21, 2008

Elementarteilchen

" On pourrait donner le nom d'Enteléchiés à toutes les substances simples, ou Monades créés, car elles ont elles une certaine perfection (échousi to entelés), il y a un suffisance (autarkeia) qui les rend sources de leurs actions internes et pour ansi dire des Automates incorporeles". (Teodicea § 87) Leibniz


Me preparé todo lo que pude: botella de vino, nada de teléfonos, absoluta y garantizada soledad para poder apreciar la película ELEMENTARTEILCHEN, la adaptación de la muy aclamada novela de Houllebecq: "Las partículas elementales" que presentaron ayer en Cinemax. En medio de la casi borrachera producida por el merlot empiezo a decantar mis percepciones personales sobre la película.

La novela cumple con la denuncia de los sentimientos de soledad y amargura del fin del siglo pasado y este nuevo milenio. Pensé, por el que se hubiera convertido en una obra de culto, que era una de esas novelas que por no estar en el canón no servían para los críticos, pero por esta vez me encuentro del lado de ellos, la novela abusa de los flash back como elipsis en la historia y sus descripciones en forma de parodia del lenguaje racional y positivista no aciertan a mostrar la contraparte que ofrecen los personajes, acertando por pura suerte en dejarlos abandonados en medio de este lenguaje, lo que ayuda a acentuar su soledad. La novela no es una de esas grandes novelas que muestran la soledad humana como las de Hrabal, o uno de esos escalpelos al al alma como las de Lobo Antunes, pero cumple en el terreno de la parodia al dar cuenta del abandono humano y contiene en sí gran cantidad de recursos narrativos, casi en exceso, lo que no me hace ser tan entusiasta de la misma y decir que es la mejor novela que me haya leído pero no tanto como para no reconocerle que es un buen libro, entretenido y todo un best-seller, con un agregado de ciencia ficción al final del texto. No así la película.

Una de las cosas que más me quedó impresa de mi lectura de Houllebecq tendría que ver con la desnudez que muestran sus personajes. El gran mérito del autor está en gritarle a todos los miembros la sociedad que son unos reyes, individualistas todos, todos reyes egoístas de su propio mundo, y que todos están desnudos, desnudos y solos. Desnudos en campings New Age, desnudos en los laboratorios científicos, en las clínicas de reposo, en los bares swinger, ante el espejo, en un supermercado, desnudos frente al otro y frente a sí mismos y por tanto temerosos y solos, sollozantes.

Una de las metáforas que más me impactan de la obra es cuando Bruno, uno de los dos medio hermanos por los que transcurre la historia, después de ser expuesto a la comuna hippie en la que vive su madre, en la que todos están desnudos y tienen sexo por doquier, se da cuenta que ese verano no logrará tampoco tener sexo y en su soledad ingresa al cuarto de la madre quien se encuentra con su amante, desnuda bajo la sábana que su hijo levantará para apreciar de rodillas su vulva para luego salir de la casa a masturbarse, y así desnudo y expuesto en su soledad un gato negro le observa y cierra los ojos en el momento de su eyaculación, lo que ocasiona en Bruno la reacción de coger una gran piedra y hacer estallar la cabeza del animal. Soledad y amargura atraviesan por la desnudez y se transforman en ese malestar que es denunciado por aquel gato cerrando los ojos. Y ahí falla la película, primero al evitar gran cantidad de las escenas de desnudos que contiene el libro, pues, a mi modo de ver, las escenas de desnudez son fundamentales para dos personajes que no pueden aspirar a estar en ese mundo y la sensación de soledad se encuentra ligada a su desnudez. El gato, en mi apreciación, denuncia esa desnudez y por eso muere a manos del joven Bruno, cosa que la película subsume en el relato de la crisis nerviosa del personaje ya adulto ante su psicóloga.


La trama busca recuperar, como si de un documento histórico habláramos, la vida del hombre más importante del siglo XX, Michel Djerzinski, matemático y biólogo y el otro medio hermano de la novela. Un hombre que sólo era producto de su época y se adelantó a ella para separar el sexo de la reproducción, como más adelante lo desarrolla la parte más elaborada de ciencia ficción que se ha djado entrever en algunas partes de la novela. Su vida y la de su medio hermano nos es mostrada por un narrador que pareciera tener, al momento de hacer el ejercicio de leer en voz alta la novela, la misma voz que el narrador del canal Discovery. Eso da cuenta de la burla y la parodia a la que se somete de forma crítica por reducciones la historia y la filosofía de la segunda mitad del siglo XX. En una larga lista de deudas por saldar cae un Deleuze, un Foucault, mayo del 68, la crítica feminista y las revoluciones culturales en la que queda sólo bien parado ante los personajes un Aldous Huxley como un personaje incomprendido por haber escrito 'Un mundo feliz' como crítica cuando debía ser una utopía social, utopía social que pareciera plantear el mismo Houllebecq en su propia noción de pesadilla. Los críticos literarios tacharon entonces este libro como racista, fascista, y cuando se critica al anarquismo y Bakunin sólo sirve para una frase que da la bienvenida a un campo New Age lleno de hippies viejos y cincuentonas feministas que se mueren por machos latinos, no hacían falta de ver las reacciones de la izquierda. Tendrían igual cosa que decir los religiosos - de cualquier fe - , los árabes o los brasileros. Pero en la novela se logra construir, en medio de una gran cantidad de información filosófica, científica, sociológica, histórica y etc, la sensación de soledad del hombre contemporáneo.


" (...) Tenía un poco de sueño; la luna se deslizaba sobre la ciudad dormida. A una palabra suya, lo sabía, Bruno se levantaría, se pondría el chaquetón y desaparecería en el ascensor; siempre había taxis en La Motte–Piquet. Al considerar los acontecimientos presentes de nuestra vida, oscilamos constantemente entre la fe en el azar y la evidencia del determinismo. Sin embargo, cuando se trata del pasado, no tenemos la menor duda: nos parece obvio que todo ha ocurrido del modo en que, efectivamente, tenía que ocurrir. Djerzinski ya había superado en gran medida esta ilusión perceptiva, relacionada con una ontología de objetos y de propiedades, solidaria del postulado de objetividad fuerte; y sin duda por eso no pronunció las palabras, sencillas y corrientes, que habrían puesto punto final a la confesión de aquella criatura lacrimosa y destrozada, a la que le unía el vínculo de un origen genético compartido a medias, y que esa noche, tumbado en el sofá, había excedido por mucho los límites de la decencia que requería, implícitamente, una conversación humana. A Michel no le guiaban ni la compasión ni el respeto, pero tenía una intuición débil e indiscutible: aquella vez, a través de la patética y tortuosa narración de Bruno, iba a perfilarse un mensaje; se dirían ciertas palabras, y esas palabras tendrían —por primera vez— un sentido definitivo. (...)

Otro falló consiste en eliminar ese narrador omnisciente en tecera persona que habla en pasado y que es tan importante para el lenguaje en que se construye el texto. La película entonces se monta en diversos momentos de presente que se van interpelando en uno u otro flashback, que se deja ver bajo un exceso de colores y de música cliché de la época (más música norteamericana que suena extraña para un libro de origen francés y de adaptación alemana), y como no se pueden mostrar todos los flashbacks se suprimen escenas de los personajes cuando eran más jóvenes para ponerlas en su vida adulta y esto elimina esa sensación que quiere transmitir el autor a que un sólo contacto humano y una decisión distinta en su vida hubiera bastado para evitar el desenlace de soledad y amargura, de humillación, represión y masturbación. Si el joven Bruno hubiera decidido coger la mano de una niña en el cine en vez de tocar su muslo desnudo con apetito sexual no habría tenido ese primer rechazo que lo lleva a buscar en los burdeles y en los escenarios swinger eso que es elemental; si el joven Michael se hubiera atrevido a besar a su vecina (interpretada de buena manera en la película por una ya muy vieja Franka Potente - aunque está bien decir que todas las actuaciones son muy buenas-) y abandonar esa soledad que lo consume por más de 25 años la historia de los dos los habría llevado a encontrar eso elemental que se les escapa.

El libro de Houllebecq, plagado de excesivos recursos técnicos, es hiriente y provocador, grita en su desconsuelo y bajo la metáfora de las teorías de las partículas elementales de la física contemporánea aplicadas a la biología muestra eso elemental que el hombre ha dejado perder en su individualismo. La película alemana no grita y se transforma en nostalgias y escenas melodramáticas, y aunque no siguió al pie de la letra las escenas del texto, su problema no está en la construcción del guión sino en olvidar al momento de la puesta en escena desnudar tanto externa como internamente a sus personajes para demostrar que esa soledad se parece mucho más a un abandono, y si el hombre está abandonado sólo quedarían esas discusiones religiosas por las que la película no se inclina mucho pues es en ese abandono del género humano en que se adivina una presencia divina que lo deja abandonado. Si el hombre está abandonado, desnudo, ¿quién lo abandona?, ¿Dios? ¿la historia? ¿el gato negro?, discusiones que la película evita pues al mostrar lo más cinematográficamente la historia no deja pie a la pregunta acerca de lo elemental que se nos está escapando.

(...) El verano del 89 pasamos las últimas vacaciones juntos, en el Club Méditerranée. Me acuerdo de los ridículos juegos que organizaban a la hora del aperitivo y de las horas que pasaba en la playa mirando a las tías; Anne charlaba con las demás madres de familia. Si se tumbaba boca abajo, se le veía la celulitis; si se tumbaba boca arriba, se le veían las estrías. Estábamos en Marruecos, los árabes eran desagradables y agresivos, el sol calentaba demasiado. No valía la pena acabar con un cáncer de piel por pasarme las tardes haciéndome pajas en la cabaña. Victor aprovechó la estancia, se lo pasó muy bien en el Mini Club... —A Bruno se le volvió a quebrar la voz—. Yo era un hijo de puta, y lo sabía. Lo normal es que los padres se sacrifiquen. Yo no conseguía soportar que se acabara mi juventud, no podía soportar la idea de que mi hijo iba a crecer, iba a ser joven por mí, y que a lo mejor iba a tener éxito en la vida cuando la mía era un fracaso. Quería volver a ser una persona.
—Una mónada... —dijo Michel en voz baja.
Bruno no contestó y terminó su vaso.
(...) "

No sobra decir que la historia del texto se desarrolla en un futuro y está dedicada al hombre y a su desaparición. La película parece ser optimista y abre el futuro de las vidas indivudales de los personajes, cosa que de plano no puede exisitir ante el texto en el que el hombre, como especie, deja de exisitir, pero no como una simple decadencia sino como si esa decadencia y soledad y amargura y humillación fueran un impulso vital que lo llevar a su perfección que es su desaparición como especie para ser reemplazada por una mejor especie. El libro es un tanto cínico y descorazonador, la película es nostálgica y trágica al mismo tiempo que optimista, el libro es provocador y la película busca conciliar en la emoción de sus personajes. El libro, como dirían enla costa colombiana, no es la gran cosa pero ajá, y de la película si me voy muy decepcionado al pensar que podría haber sido más provocadora que el texto mismo.

miércoles, enero 16, 2008

Leyendo 2666

Lobo me regaló en estas navidades el 2666 de Bolaño. Voy aún en la parte de los crímenes y he leídio lo que he podido sobre los asesinatos de mujeres en esta región: unas cuantas crónicas de Gatopardo, algunos estudios académicos, unido esto a recuerdos de conversaciones con personas que habían vivido o pasado por la zona de frontera entre México y Estados Unidos.

Revisando la prensa local del estado de Sonora en México el día de hoy, 16 de enero de 2008 se encuentra:

- Periódico 'El Imparcial' de la ciudad de Hermosillo:

Asesina hombre a esposa en la colonia Altares

HERMOSILLO, Sonora()

Después de varias horas de haber privado de la vida a su esposa a quien ahorcó con una bufanda, un hombre fue detenido por agentes de la Policía Estatal Investigadora, y puesto a disposición del Agente del Ministerio Público del Fuero Común especializados en delitos de homicidios.

El presunto homicida fue identificado como José Ignacio Correa Villegas, de 23 años de edad, quien tiene su domicilio en la calle Chimalpopoca número 21, de la colonia Cuauhtémoc.

Familiares de la víctima, identificada como Beatriz Elena Borbón Arvizu, de 23 años de edad, pusieron del conocimiento de los hechos, luego de que localizaron a la mujer en el interior de una vivienda ubicada en la calle Leobardo Chaidez Olvera esquina con Pedro Vega Ibarra, número 106, de la colonia Altares.

De acuerdo al reporte de los familiares de la víctima, llegaron hasta el domicilio de la mujer para saber como se encontraba debido a que desde un día antes no se había reportado con ellos.

Al iniciar con las investigaciones, los elementos de la Policía Estatal Investigadora lograron establecer la identidad de la pareja sentimental de la ahora occisa, quien se encontraba en su domicilio particular.

Luego de ser interrogado sobre la muerte de la mujer, Correa Villegas confesó haber dado muerte a Borbón Arvizu, debido a que sostuvo una discusión por problemas familiares.Explicó que en un momento de la discusión, la tomó de una parte de la bufanda que ella traía puesta con la cual la asfixió hasta darle muerte, y después salir del domicilio para refugiarse en su casa. (...)

- Periódico 'La Crónica' de San Luis, Río Colorado, hoy 16 de enero de 2008:

Investiga PGJE crimen de mujer
Ministerio Público trabaja en pruebas periciales; hay una persona detenida
Por Santiago Barroso Alfaro
Investiga PGJE crimen de mujerMinisterio Público trabaja en pruebas periciales; hay una persona detenida.
Al menos una línea “segura” de investigación, posé la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) en relación al asesinato de la mujer de 70 años que residía en el callejón Durango y la calle Sexta, aseguró Miguel Ángel Ríos Méndez.
El titular de la Agencia Segunda del Ministerio Público del Fuero Común, ventiló que la Fiscalía estatal cuenta con elementos de peso para deslindar responsabilidad en el homicidio, sin embargo, prefirió respetar el sigilo de la indagatoria.El domingo por la noche, Teresa Cuevas de Santacruz fue encontrada sin vida en el interior de su domicilio.
Uno de sus hijos, Mario Jesús Santacruz, forzó la puerta de herrería, luego que no había sido vista desde hacía más de doce horas.El Médico Legista de la PGJE determinó que la víctima contaba con heridas punzo cortantes y penetrantes a la altura de la cabeza, el tórax, el abdomen y la mano izquierda, que le provocaron la muerte.
El cuerpo sin vida se encontraba boca abajo y en cuclillas, en medio de un charco de sangre.
El presunto asesino habría escapado con rumbo desconocido a bordo de una camioneta Ford, Escape, color gris, modelo 2005, propiedad de la occisa.El Ministerio Público confirmó que la Policía Estatal Investigadora (PEI) logró la detención de una persona de sexo masculino, sin embargo, hasta la mañana de ayer no se había determinado su probable participación.

VíctimaTeresa Cuevas de Santacruz.
Edad70 años.
DomicilioCallejón Durango y calle Sexta.
MóvilSe desconoce.
Indicó que la PGJE trabajaba en las pruebas periciales pertinentes al tiempo en que avanzaba en la recopilación de testimonios de familiares y otras personas.