Lobo Antunes
Les regalo este pàrrafo de Antonio Lobo Antunes, y si encuentran ahí muchas imagenes y estados de ànimo no se imaginan lo que es leer una de sus novelas y sentir un bisturí en el alma. Para mi humilde impresión Lobo Antunes es sólo comparable a un Bolaño, y si Nelida Piñon se ganó el principe de Asturias, Lobo Antunes ya merecería el nobel. (y que quede constancia que también me encanta Nelida)
"Si usted, señora, y yo fuésemos, por ejemplo, osos hormigueros, en lugar de conversar entre nosotros en este rincón del bar, tal vez yo me adaptaría mejor a su silencio, a sus manos detenidas en el vaso, a sus ojos de merluza de cristal flotando en algún lugar de mi calva o en mi ombligo, tal vez nos podríamos entender con una complicidad de hocicos inquietos olisqueando a medias en el cemento añoranzas de insectos que no había, tal vez nos uniríamos, al abrigo de la oscuridad, en coitos tan tristes como las noches de Lisboa, cuando los neptunos de los lagos se desprenden del barro de su musgo y pasean por las plazas vacías sus ansiosas órbitas oxidadas. Tal vez finalmente me hablaría de usted. Tal vez detrás de su frente de Cranach exista, dormida, una ternura secreta por los rinocerontes. Tal vez, palpándome, yo me descubra de repente unicornio, la abrace, y usted agite los brazos espantados de mariposa en un alfiler, empalagosa de ternura. Compararíamos billetes para el tren que circula por el Jardín, de animal en animal, con su motor a cuerda, evadido de un castillo fantasma de provincia, haciendo señas al pasar a la gruta navideña de los osos blancos, esas alfombras recicladas. Observaríamos oftalmológicamente la conjuntivitis anal de los mandriles, cuyos párpados se inflaman con hemorroides combustibles. Nos besaríamos frente a las rejas de los leones, apolillados como chaquetas viejas, arremangando los labios sobre las encías desdentadas. Yo le acaricio los senos a la sombra oblicua de los zorros, usted me compra un polo junto al recinto de los payasos, bofetadas con la ceja hacia arriba que subraya un saxofón trágico. Y habríamos recuperado de esa forma un poco de la infancia que no nos pertenece a ninguno de los dos, e insiste en bajar por el tobogán con una risa de la que nos llega, de vez en cuando y con un asomo de rabia, el eco atenuado."
Antonio Lobo Antunes"En el culo del mundo"