martes, abril 25, 2006

Desde la Oficina

En días recientes entregué, en la universidad en la que trabajo, un documento elaborado por una amiga, La Mona, para una de las clases del doctorado en Ciencia Política que está cursando. Dicho documento, muy propio de la Ciencia política, era un ensayo que tocaba el tema del poder e iniciaba con la siguiente cita de Cioran:

"Intentad ser libres: os moriréis de hambre. La sociedad no os tolera más que si sois sucesivamente serviles y despóticos; es una prisión sin guardianes, pero de la que no se escapa uno sin perecer".
En cierto modo encontrar esta frase me dice que estoy metido hasta el fondo, trabajando enlodado dentro de una estructura de poder de la que si intento ser libre me morire de hambre, si noy servil no me toleran, y mi temperamento no quiere ser despótico, una prisión sin guardianes de la que quiero escapar. Así se siente trabajar en una universidad y vivir en sociedad.
A veces, sólo a veces, encontrar un viejo gancho de cosedora escondido en la alfombra, verlo brillar con la luz del sol. Esto me conecta inmediatamente con el brillo del sol de las tardes de antaño, días que no van a volver, días que son como ganchos viejos de memos irrecuperables.


2 comentarios:

Arlovich dijo...

Vaya, tenemos nostalgia! esa enfermedad que nos ata al pasado!

Vaya, tenemos angustia, esa gota que reboza la copa!

Vaya, tenemos rabia, ese pinchazo no solicitado en el culo!

Vaya, tenemos valor, esas ganas de gritar torpezas en la cara de los necios.

Siga leyendo a Cioran, abandone el blog, coleccione ganchos de cosedoras desmayados en las alfombras, sueñe con la secretaria del jefe y con el jefe. Deje así.

Anónimo dijo...

Desafortunadamente Cioran tenía razón, y la cadena es extensa, muchos somos los que atados a la incertudumbre de la realidad perdemos la opción de vivir esa irrealidad que es lo que vale la pena...

Mazo, ustede no es único, su esclavitud es una condición moderna de muchos...

Le recomiendo leerse a Senet, en ese fabulosos texto titulado: La corrosión del carácter, a mi me ha servido como lenitivo para esa úlceras institucionales que inundan mi cuerpo