miércoles, mayo 31, 2006

Saltaré sobre mi sombra

Trabajé en Nueva York. Eran los años 50. Como policía retirado vivía de pequeños casos, las infidelidades me alimentaban en los peores días. Muchos clientes no levantaban el rostro por vergüenza. ‘Shadowing’, así llamábamos en el oficio ese acto de caminar pegado a las paredes, siguiendo los rastros de pasión, sexo y amor, siendo la sombra de los sentimientos.
Dos pelís enfrentadas tal vez fueron la razón. En la primera Humprey Bogart actuaba su mejor papel, el tipo duro que jamás daba un pie para generar confianza, salvaje e imprevisible. La otra película era francesa, de un tal Godard, en esa aparecía un chico francés que se creía igual de duro que el gran Bogart, robaba autos y vivía al límite, pero todas sus artimañas no prosperaron en el momento en que se enamora de una americana que está insegura entre quererlo o no. El ladrón, un poco ‘naif’, termina siendo delatado a la policía por la joven americana y prefiere quedarse a discutir acerca de su amor antes que huir. Muere miserablemente en la calle ante la mirada de la mujer que pareciera decir ‘me importa muy poco tu suerte y la de todos los tipos ingenuos que por enamorarse creen tener derechos’. En una Humprey salía ileso pero moría su personaje romántico para el mundo, como una especie en vía de extinción. En la otra moría el joven francés pero nacía en millones de hombres ese tipo de amor difícil.
El beso de la muerte fue dado en el primer instante, al nacer, cuando apenas sentía el aire caliente que quemaba los pulmones. Las mujeres de la familia tejían el destino con un celo indomable, la red que iba a amarrar para siempre a Ulises, los augurios que cumpliría Macbeth. Sus desengaños preveían la aparición de una nueva forma de amor. Pero fueron benévolas, dos opciones mantuvieron con el tiempo. Las opciones eran exilio o sumisión.
Para las mujeres las cosas salieron mal y construyeron bajo el ala de la casa hombres débiles como el francés, y por fuera los rudos como Bogart que ellas hubieran querido para sí. Realicé mis propias demostraciones de lealtad, las pruebas de fuego a las que someto y me someto. Caminos que apenas se insinúan para viajeros expertos en descifrar las huellas antiguas en las arenas cambiantes del desierto. Abandoné la dependencia a las infidelidades. Creí en las lealtades. Los antiguos marinos se guiaban por estrellas. Al fondo, el horizonte. Puedes perseguirlo toda la vida y jamás lo alcanzarás, pero te servirá para caminar. Si vas lo suficientemente rápido un zumbido te romperá en dos el alma y una de las partes, no sé si la buena o la mala, se quedará en el camino, en el recuerdo, acompañando a la sombra que te sigue.

jueves, mayo 25, 2006

Yo copio. ¿Tú copias?


Ahora recuerdo que los inicios de este weblog planteaban la necesidad de buscar una respuesta que me hiciera tomar partido o no por una sociedad rizomática. Pasó el tiempo y me puse a comer papas fritas. Hoy encontré un interesante tema para polémica, como el mismo tema de “Diferencia y Repetición” de Gilles Deleuze, que me hace volver al problema de la sociedad como libro o como rizoma.
La cuestión es sencilla, para conocer nosotros comparamos (y no me vayan a decir que ustedes no se iniciaron en eso de la lectura rellenando loterías), al comparar medimos las diferencias y las repeticiones (desde ahí puede que venga eso del problema de las clases sociales). El problema es que si repetimos: ¿repetimos qué? ¿un arquetipo? (y ahí nos vamos al psicoanálisis y nos jodemos).

La cosa, repito, es sencilla: ¿cuánto de lo que han hecho en su vida no es una copia de algo o alguien? ¿cuánto de lo que hacen en su vida no es más que repeticiones o pequeñas diferencias a un modelo “original”?. Yo digo en fin, de manera más complicada, lo que tan bien referencia Blue Elephant y el Blog Ausente. Esto nos debería poner a pensar en que hay que tener cuidado con la cultura que tenemos y construimos, que es al fin y al cabo de donde sacamos muchas cosas y modelos de acción (que no es lo mismo que motivos o mecanismos de acción).

(No conocía Blog Ausente, pero gracias a Blue Elephant pasa ser de mis favoritos, hay libros como Sherlock Holmes contra Fu-Manchú o la versión turca de Star Trek entre otras cosas de la subcultura PoP que tiene hasta simpsonario, veanlo en http://absencito.blogspot.com/)
Ah, y que viva la piratería hecha con calidad y motivos nobles como la educación, la salud y esas cosas bonitas que parecen del siglo pasado.

miércoles, mayo 24, 2006

Caballos y dictaduras (proyecto de escrito)

Recuerdo que era 1978, y era joven, y en la habitación empezaba el eco de tu risa que se ampliaba a todos los rincones de la casa. Y hubiera querido Lorena hacerte reír más, abrazarte con cosquillas, hasta que me miraras pidiendo un No más y aun así quisieras seguir el juego. Y que todo ocurriera mientras afuera de la habitación las dueñas de la casa se observaran desconcertadas. Luego, las mujeres, tras un consenso de reinas antiguas, hubieran tocado a la puerta, un toc, que produciría una mirada profunda justo el instante antes que nos echáramos a reír antes del segundo toc. Abriría la puerta con la cara de profesor universitario que me gané con esa vida perversa de libros y alcohol y, con una sonrisa ligeramente asomada en la comisura del labio, dijera un ¿Sí? largo, pronunciado, como invitando a las más escandalosas suposiciones que barrieran la moral cristiana. Y que me hayan llamado a la sala de esa casa grande y fría que se ubicaba en esa calle de la candelaria que daba frente a esa pequeña plaza en la que se fundó la ciudad. Y que yo hubiera respondido en una manera insolente para la ocasión Como no mi señora, bajo más tarde que estoy ocupado, y que tiempo después, al descender por las escaleras tú fueras detrás de mí y en un instante tomaras la delantera, para abrir la puerta y emerger apresurada a la misma calle empedrada donde me esperarías a la tarde siguiente cuando yo saliera, con las dos maletas grandes que me acompañaban, sin tener a dónde ir, y que así como salen las cosas que se tienen que dar iríamos a tomar un café a pensar en la grandiosa estupidez cometida y que en medio del café se abriría el espacio para ese pensamiento que tal vez dijera yo, o tal vez tú primero insinuaras, y una vez aflorado en la lengua temblorosa rodearía las palabras como un ave que no se decide a caer a su nido o a su presa. En ese momento tal vez el cigarrillo hablaría por mí y dadas las circunstancias (y en esa época cada circunstancia tenía su razón de ser en un contexto político) era mejor ir por delante de la vida y ganarle unos años, y que nos fuéramos a vivir juntos, a un apartamento pequeño, que podría ser de la misma calle, del mismo barrio. Y no pensar nada más que en las posibles consecuencias que tendría tu risa de esa tarde de jueves, como una piedrita en un estanque que genera ondas y ondas.

Y habría pasado así, de no ser porque las señoras golpearon a la puerta y me demoré un tiempo en abrir, y al salir la risa se había convertido en la cara de preocupación de un niño asustado viendo pornografía en un cuarto a la entrada de la madre, y todo se fue al carajo, y tú te fuiste del país y conseguiste triunfos en tu vida y yo me quedé visitando cafés, en medio de las viejas librerías donde te vi alguna vez, equivocándome al pensar que eras una lectora tan asidua como yo, para saber una tarde después, en la que aceptaste tomar un café conmigo, que ibas buscando unos libros de ingeniería que yo no hubiera sido capaz de tocar por considerar un sacrilegio.

Iba por las tardes, esquivaba mendigos y ladrones. Las putas paseaban en busca de quién sabe qué cosa a esas horas de la tarde y en esa zona, y me sentaba a hablar un tiempo del maletín perdido de Benjamín, de cómo abría las percepciones de la realidad la lectura de Karl Popper, en chistes negros que hacían referencia a la droga para niñas apenas colegiales que vivían sus primeros pasos en la vida, que iban por los pasillos de la universidad llenos de papeles que se caían de las carteleras como bebes gateando por los blancos apartamentos de los cerros de la ciudad metiendo sus manos en cuanta maceta encontraban para mostrar una sonrisa sucia de satisfacción libertaria a sus padres. Todo era tranquilo, como un estanque sin olas, en esas tardes donde perfectamente hubiera podido cruzar un barquito de papel gigante por las calles cerradas, manejado por un capitán de tres galones de fragata, que consultara una carta náutica en una de sus manos mientras con la otra mano se tapara la nariz para no sentir los efluvios de aguas estancadas que se empiezan a pudrir.

Y fue en esos días que los empecé a ver, un grupo de dos primero. Les gustaba la poesía, nada más sabía de ellos. Cantaban sones viejos y usaban bufandas como una especie de uniforme enfermo que imitara los jubones destrozados de la vieja guardia napoleónica, lo que no dejaba de tener un tono caricaturesco cuando se observaba que estos nuevos reclutas no tenían ni tambor para la marcha, ni estandarte del águila y ninguno pasaba de los veintidós años.

Pasaban en las tardes más soleadas en busca de cantos, de las rutas del mal. Se enfrascaban en discusiones interminables con él dueño de la librería sobre los posibles significados que tenía la poesía de Sir William Blake. De hecho sus gustos seguían a una cierta aristocracia rancia en que se vinculaba al marqués de Sade, al conde de Lautreamont, a lord Byron. Sus pensamientos políticos vinculaban a una cierta izquierda antigua que podía recordar los nombres de viejos guerreros de la independencia. Y en esos días de podredumbre, en los que me había dejado tu ausencia, ellos fueron una flor de loto que conoraba la tristeza de un lago de cisnes decapitados. Su inocencia hacía que su camino fuera visible a leguas de distancia y todos sabíamos que ese camino estaba plagado de crucificados a lado y lado de la carretera, que ningún lugar habrían de encontrar, que se dirigían coronados de flores como aquellos jóvenes aqueos hacia Coronea.

Debo decirlo y confesarlo, el cierto candor que los rodeaba me atrajo al punto que seguí sus discusiones y sus frases, muchas de ellas inconexas, en las que se enrostraba un poco de una poesía sucia que se acompañaba de una gran orquesta sinfónica con notas wagnerianas que alcanzaban la perfección a un sonido bajo e inaudible para el ser humano. Esa era una marcha fúnebre que atraía a otras ratas de la calle. Una fiesta que invitaba a todas las cucarachas, chulos y gallinazos del sector, caimanes y serpientes que danzaban en un aquelarre diurno esperando el anochecer, cuando las librerías comenzaban a dejar caer las pesadas puertas de hierro.
Esperé en interminables madrugadas, acompañado por el viejo radio de un celador que tosía boleros antiguos, tu llegada Lorena, o la máquina del tiempo que me diera otra vez la oportunidad de atacarte con cosquillas para que el eco de tu risa inundara cada campo de mi vida y en aquellas noches sòlo aparecìan como fantasmas la letras de estos jovenes poetas, perdidos en las noches, sangrando en caballerizas infectas porque Lorena, en esta ciudad todo tenìa que ver con los caballos, la ley de los caballos, los caballos siempre han servido para que el lìder cabalgue invencible sobre sus crines y pose para estatuas muertas sin saber que la gloria que les espera no es màs que una cagada de palomas. Y en estos momentos pienso que los caballos deben ser la respuesta. Ahora soy viejo, los caballos relinchan por sangre y recuerdo a los jovenes poetas cabalgando hacia el Valhala para hacer estallar los viejos portones de los castillos repletos de usurpadores.
Y te espero Lorena, y los caballos cabalgan de nuevo en la Margarita del 8, en los clubes, el señor de los caballos y los jinetes de la cocaìna todos juntos. Y siento que voy a morir bajo sus cascos. (continuarà en nuevo mandato)

viernes, mayo 19, 2006

Días de Mayo (La película)

De los mismos realizadores de "La caída del halcón Aznar".

Rotundo éxito en París.

Próxima a filmarse en todo el mundo.

Siguiente "toma" en la Plaza de Bolívar de Bogotá, Domingo 21 de mayo a las 2 PM.

Actores principales: Los que vayamos.
Actor secundario: Carlos Gaviria interpretando el cierre de campaña.
Actores invitados: Furibundo, César López, Dr krápula y los Aterciopelados, entre otros.
Con Los Imbatibles presentando a : Operaistorix


Con el patrocinio de:







miércoles, mayo 17, 2006

En blanco o negro

Caminas rápido y crees huir de una calle peligrosa. Si esto fuera tan cierto estarías corriendo. Si huyes de algo es porque tienes miedo, el problema es que no sabes de qué. Cuando llegas a la casa y das vueltas en la cama, observas la misma pared, entiendes que el miedo sigue adentro. Somos extranjeros indocumentados en una ciudad enorme. Parecemos espías cruzando una frontera infinita. Caminamos con el temor de una falla en nuestros documentos, no estamos mucho tiempo en una esquina para no cambiar la condición de estar plantados a sospechosos. Hay un segundo de duda, el suficiente, para esperar una señal divina que te impida salir de la casa.

Los rostros de la calle dejan de ser personas. Cualquier parroquiano siente que el pánico invade sus noches, las noticias, los semáforos, el momento en que ingresa la llave que abrirá la puerta. Racionalmente piensa que el terror está afuera, en la calle, en las selvas. En realidad el sentimiento ya está adentro, compartido en sociedad. La ciudad pierde su technicolor, todo se pone en blanco o negro. Veamos un ejemplo de un hombre en una puerta, interior, noche. Al salir de la casa está en una película de Humprey Bogart. Ha llovido. Nuestro fulano usa una gabardina clara y sombrero. Cierra la puerta. Camina unos pocos pasos. Actúa como alguien hostigado por una sombra que siempre se mueve más ligera. Dobla una esquina y, oculta entre el vapor azulado, ve una calle húmeda. Mira hacia atrás, por encima de su hombro. Vuelve la vista al frente y ve que no hay sitio para esconderse. Camina rápido. Tropieza. Ahora una rodilla está en la tierra y el punto de apoyo que es su mano ha caído en un pequeño charco. No puede más, la presión sanguínea le hace sentir una gota solitaria de sudor en su cuerpo. Empieza a correr. El sombrero se cae cuando el pánico le hace girar la cabeza con brusquedad. Atrás, la sombra toma forma, unos zapatos negros y brillantes aparecen en escena, un hombre de traje oscuro enciende un cigarrillo con un fósforo cuya pequeña llama ilumina la mitad de su rostro. Mientras el humo asciende lento el hombre baja sus manos. El primer hombre corre, el otro camina despacio. Ya sabemos quién va a alcanzar a quién.

A lo lejos una luz blanca como un neón resplandeciente comienza a organizar los colores metalizados de una esquina cualquiera en la que un vendedor callejero incorpora cebollas a un perro caliente. El periòdico del día, regado en el piso, deja ver la primera pàgina. Titular: Uribe ganaría en primera vuelta.

sábado, mayo 13, 2006

¿Qué somos?, con post scriptum sobre U y el miedo.

¿Què somos? La pregunta que quiero resolver no es la de los griegos, cada quién con su problema metafísico buscará el analista adecuado. Yo quiero resolver si todos aquellos que escribimos, por la razón que sea, en estos weblogs, blogs o bitácoras, debemos tener un nombre como blogger, bloguer, o en plural bloggers, blogueros, bloguers, o escritores de bitácora, o ser cada quién como le de la gana de llamarse a sí mismo. Anoto un post scriptum de Àlvaro Uribe en la Javeriana y en Los Andes. Pero primero: me encontraba en una navegación rápida por la Internet, cuando me encontré con un blog que planteaba la discusión sobre la palabra adecuada para llamar, y llamarnos, a todos aquellos que manejamos un 'weblog'. La pregunta me remitió al diccionario panhispánico de dudas del que saqué la siguiente definicón al buscar 'blog', "Blog: ver bitácora"

"bitácora. ‘Armario, junto al timón, donde está la brújula’. Se emplea a menudo en la locución cuaderno de bitácora, ‘libro en que se apunta el rumbo, la velocidad, las maniobras y demás accidentes de la navegación’. A partir de esta expresión, se ha tomado la voz bitácora para traducir el término inglés weblog (de web + log(book); abreviado, blog), que significa ‘sitio electrónico personal, actualizado con mucha frecuencia, donde alguien escribe a modo de diario o sobre temas que despiertan su interés, y donde quedan recopilados asimismo los comentarios que esos textos suscitan en sus lectores’. La equivalencia (cuaderno de) bitácora se halla bastante difundida en español y traduce con precisión el término inglés log(book): «Los corresponsales de guerra italianos ofrecen nuevas perspectivas del conflicto iraquí a través de sus cuadernos de bitácora en Internet» (País [Esp.] 2.9.04); «No es cosa de broma esto de las bitácoras, como también se conoce a tales webs» (Luna [Esp.] 14.3.03). Para hacer más explícita su vinculación con Internet (como hace el inglés weblog), podría usarse el término ciberbitácora o, como ya hacen algunos, ciberdiario (→ ciber-): «Como en otras ocasiones, no le quedó otra opción que publicar el hallazgo en su ciberdiario» (Mundo@ [Esp.] 25.4.02); no obstante, este último término tiene el inconveniente de que también se emplea como equivalente de periódico digital. "Diccionario panhispánico de dudas ©2005Real Academia Española © Todos los derechos reservados".

Bonita cosa para todos los que tenemos brújulas que gurdar. Ahí les dejo la definición. Y otra cosnideración final, no creen que a los de la Real Academia le está pasando como la censura de cine de ese país que no puede presentar una buena película sin traducirla primero a su acento españolete, o esos libros que en la parte más emocionante nos despiertan con un 'Joder, y le dije al tío ese que las cosas no estaban para chuletas' .

Post Scriptum:
Ahora bien, otro punto no menos importante, que me hace dejar el tonito literario, es la constante frustración que sentimos aquellos que no nos gusta el fascismo disfrazado. Nos encontramos con miedo, vemos el miedo en la gente, y el miedo hace que los gobernantes de turno ofrezcan la 'seguridad' como el remedio mágico a todos los males sociales. Bush monta su campaña de 'seguridad preventiva', Blair en Inglaterra, los del likud en Israel, Uribito y su 'seguridad democràtica'. En proximos meses, en una pontificia universidad de cuyo nombre no me quiero acordar se llevará a cabo un encuentro sobre el probelma de los miedos. En días reciéntes tuve una conversación muy interesante, de la que quedó al final que tanto estudio sobre el miedo y la inseguridad, que si la sociedad del riesgo y la globalización, todo eso parece no ser más que la carreta política disfrazada con miedo por intelectuales infectados del mismo mal, el miedo no es siempre abstracto, está en cada esquina, y muchas veces sus creadores tienen nombre propio como Bush o Uribe, o RCN, y se basan en él para subir sus votos en las elecciones. Por eso celebró cosas como las que ocurrieron la semana pasada en la misma pontifica universidad o en esa otra universidad muy andina ella, que quedó registrado, cosa rara, en nuestro único periódico nacional, sí El Tiempo, el de la familia vicepresidencial, si quieren saber más al respecto vean al que considero vencedor de la polémica sobre la ética blog contra el país bizarro, que nos trae apartes de la transcripción del debate en los Andes (el señor blue elephant, visto gracias a juglar del zipa) y felicitaciones a El Colectivo, por estar presentes. Ahí les dejo la nota de El Tiempo, y a luchar contra el miedo que la fuerza nos acompaña:

A LOS QUE ME GRITABAN FASCISTA Y PARAMILITAR, QUE ENTREN’: URIBE
El rifirrafe de 4 horas del Presidente en la Javeriana
Aún hoy sigue siendo tema de conversación en los pasillos el acalorado enfrentamiento que sostuvo el presidente-candidato con algunos estudiantes en el Coliseo de esa universidad capitalina. Cinco días después, en los pasillos, cafeterías y aulas de la Universidad Javeriana, no se habla de otra cosa: la acalorada discusión que por más de cuatro horas sostuvo el candidato-presidente, Álvaro Uribe, el pasado viernes, con estudiantes de esa institución.
Tal vez perduren en la memoria de los asistentes de ese día, al coliseo de la universidad, las imágenes de un Presidente de la República desencajado y unos estudiantes provocadores, ‘peleándose a lengua suelta’, rehusando escucharse y tratando de ganarse el respeto, cada uno, a gritos.
Uribe llegó a la universidad de los Jesuitas –uno de los centros de educación de mayor tradición del país– a eso de las 10 de la mañana y de inmediato se topó con un grupo de cerca de 40 estudiantes que, con carteles insultantes, le gritaban: “¡Paramilitar, fascista!”.
Ya en la tarima y con un auditorio repleto (cerca de 2.500 personas), el Presidente pidió que dejaran entrar a sus atacantes. “Unos que me estaban gritando por allá afuera, fascista, paramilitar, ¡que entren!”, dijo airado.La orden se cumplió. Los muchachos que lo habían recibido de manera hostil, ahora estaban ahí, en frente suyo, desafiantes, dispuestos a seguir con su plan.
Ante lo inesperado de los hechos, Uribe cambió su estrategia. Resolvió que no haría introducción, como suele hacer, sino que abrió de inmediato el ciclo de preguntas.“Hubo uno que no pidió la palabra y empezó a gritar y a decirle ¡chanchullero!”, cuenta María Fernanda Puentes, estudiante de Derecho.Otra joven le dio la espalda al mandatario y se dirigió a los asistentes advirtiéndoles que, usualmente, al finalizar este tipo de eventos, el equipo de seguridad del mandatario ficha a los alumnos que hacen duros cuestionamientos.Uribe no soportó esa acusación y de inmediato le ordenó a su jefe de seguridad que pasara al frente para confrontar si eso era cierto. El oficial lo negó y el Presidente retó a la muchacha a que presentara pruebas, de su osada denuncia, ante la Fiscalía.
Poco a poco la audiencia se dividió. A medida que avanzaba la discusión, la confrontación pasó a las graderías.Pero había un tema sensible para la universidad que podría explicar el episodio: la muerte, en extrañas circunstancias, de Jaime Gómez, profesor javeriano y asesor de la senadora Piedad Córdoba. De hecho, cuando Uribe quiso explicar que, según Medicina Legal, Gómez murió de manera accidental, de las graderías salió un coro atronador: “¡Mentira, mentira...!”.Claro que algunos estudiantes también hacen notar que Uribe fue provocador. En sus primeras expresiones ante el auditorio, el mandatario advirtió que estaba al tanto de que allí se encontraría con “un comunismo disfrazado”, pero que insistió en ir para hacerles frente a sus opositores.Patricia Muñoz, directora de Ciencia Política y quien organizó el foro, aseguró que Uribe se refirió al “comunismo en general” y no en alusión directa a la Javeriana.
Ese mismo día, dos horas antes, en la Universidad Militar Nueva Granada, el Presidente había dicho que “el país debe escoger entre la Seguridad Democrática o retroceder para que, con el comunismo disfrazado le entregue la patria a la Farc”.Tal vez no era el día de Uribe. Ni la semana. El mandatario, a quien algunos miembros de la oposición califican de “intolerante”, había sido provocado en la Universidad de los Andes.Pero el clímax del mal rato de Uribe en la Javeriana llegó cuando uno de los estudiantes le hizo dos preguntas (una encima de otra) sobre el TLC. El estudiante acusó a Uribe de regalar la selva amazónica.“Voy a pedirle un favor a los profesores –replicó el Presidente–. El que le haya enseñando a este joven que el TLC vende la selva amazónica no merece ser profesor”, sentenció. “Yo nunca dije eso...”, alcanzó a explicar el estudiante quien pidió que respetaran su uso de la palabra.
El encuentro, que debía culminar al mediodía, se prolongó hasta las 2:30 p.m.Algunos testigos cuentan que los estudiantes trataron de incomodar la partida de Uribe, pero su equipo de seguridad eludió las hostilidades.
También pasó en los Andes
Antes de pasar el ‘trago amargo’ de la Javeriana, el presidente Álvaro Uribe había vivido una situación similar, aunque menos tensa, el martes 2 de mayo, en la Universidad de Los Andes.
Ese día Uribe llegó pasados unos minutos de las 12 del día al auditorio Alberto Lleras de ese claustro, a explicarles a los estudiantes su ‘Visión Colombia Segundo Centenario: 2019’.Su exposición y el diálogo con los estudiantes, en el recinto, transcurrieron de manera tranquila.En la primera parte Uribe explicó durante casi una hora que para que haya continuidad en la política tiene que haber una visión de largo plazo y que la comunidad debe formar parte en las decisiones.
En la segunda hora el Presidente, en su condición de candidato, respondió preguntas de los estudiantes.El problema surgió cuando Uribe abandonaba el auditorio, a eso de las 2 de la tarde. Tan pronto se dirigió al vehículo un grupo de estudiantes rodeó el automotor y le impedió arrancar.En ese mismo instante el grupo de estudiantes comenzó a abuchear, a gritarle ¡paramilitar, paraco!, y a lanzar arengas contra el TLC.Algunos de los muchachos –hombres y mujeres– portaban pancartas con letreros alusivos al TLC.El impase solo duró unos pocos minutos, porque los escoltas se abrieron paso.

Después de lo anterior espero descansar un tiempo y trabajar en cosas de la prensa y la sociedad civil, y si queda tiempo leer un poco de Murakami.

jueves, mayo 11, 2006

Colores de mayo

Como el ángel de Efeso empiezo a recordar de dónde he caído. Mis sufrimientos no hacen más que cumplir a cabalidad la meta de ser honesto con lo que soy, lo que siento, lo que pienso y esto es muy distinto a creerme un joven Werther sobreactuado. Sólo de estas formas evité la huida. Empecé a recordar, y mis memorias llegaron a momentos en que aún no nacía. A veces me daba la impresión de ver a mi madre en bata de dormir, a las tres de la mañana, como un alma en pena, vela en mano, quemando las hormigas que cruzaban por el jardín de la casa. Sólo un par de horas después se levantaba, antes del amanecer, a esparcir veneno en la tierra que rodeaba a estos movedizos insectos, los cuales parecìan vengarse de manera inteligente reproduciéndose en diferentes formas y colores para luego venir a comerse cada hoja de Toronja, de Oregano, a esparcir el terror en los rosales.
La escena se me hace parecida a las de Ursula, de Amaranta Ursula, de Santa Sofía de la Piedad, todas junto a mi madre luchando contra las hormigas que al fin se han de comer la casa de una estirpe condenada a Cien Años de Soledad. Siempre he pensado que 'realismo mágico' de Gabo sólo podía ocurrir en pueblos de la costa caribe, ubicados en una zona oscura, entre nuestros prejuicios y el mar. Busqué detectives, personajes del exilio y el borde, ahogados en la ciudad que poblaron mis historias. Nunca creí que un recuerdo me hiciera acercarme un poco a estos personajes que vieron subir al cielo a Remedios la bella. Me extraña parecerme al último de los Aurelianos persiguiendo los caminos de su propia descendencia mientras lee los manuscritos de Melquíades. Yo quisiera escribirlos pero aún me es difícil cifrar su contenido. Me da risa, que se repite en un eco tenebroso, ver que repito caminos y errores ya vividos por familiares cercanos. De repente me descubro trabajando en sitios en los que algún familiar ya trabajó, tengo los amigos que algún familiar también tuvo y se pregunta asombrado ¿usted lo conoce?, continúo con las vidas de varones y mujeres ilustres, llevo en mi sangre esa vena que nos obliga a escribir en las noches, esa inconstancia que nos separa de la escritura en el día, veo la carga de las mujeres de la familia, y como su celo, protector de cada peligro que asomaba, de cada hormiga que movía sus antenas, terminó por alejar generaciones enteras en exilios voluntarios que buscaban un pedazo de luz y tierra para crecer. Se diría que actúo con memoria compartida entre la sangre. Qué pasa con las hormigas, hoy hace 102 años nació Dalí y soñó con hormigas, y acá estoy, en medio de una ciudad inundada recordando las hormigas de mis sueños y recuerdos.
Entonces empezó el viento tibio, incipiente, lleno de voces del pasado, de murmullos de geranios antiguos, de suspiros de desengaños anteriores a las nostalgias más tenaces. // Gabriel García Márquez”.

lunes, mayo 08, 2006

Entre libros

Por los pabellones y callejones de la Feria del Libro de Bogotá apareció Fernando Cárdenas, el chileno, vestido de corbata, anunciando su libro de reportajes a través las dictaduras latinoamericanas publicado por Planeta. Para seguir con el chileno, completó la faena con un reportaje muy bueno hablando de los nuevos narradores colombianos, el cual apareció en la revista Arcadia, dirigida por la muy detestable (por Snob) Marianne Ponsford. En él se pueden apreciar comentarios como el siguiente de mi coterráneo Juan Álvarez, ganador del premio nacional de cuento Ciudad de Bogotá 2005, que decía sobre sus personajes: “Quiero que tengan una historia que contar, que sean éticos, y que interpreten la vida a su manera. Pero no deseo que lo exterior, una ciudad por ejemplo, sea la dueña del cuento”. Estos nuevos narradores ya no son sociólogos de la ciudad, y es más, tanto el fantasma de los edificios como el realismo de denuncia importa poco, entre ellos se encuentran joyas como esta de Álvaro Robledo: “Mi país desangrándose y yo pensando en el inconveniente de estar solo”. Si están de acuerdo o no es cuestión de gustos. Entre los narradores de novela negra y ciudad, en Alfaguara, el libro El Skimal y la mariposa va por la segunda edición, me imagino a Nahum con un trago en una mano y un chicote de marlboro philip morris va flip top en la otra, mientras practica su risa vocal: Je Je.

Entre otras cosas, Lobo se llevó a Murakami y a Primo Leví, el uno muy suicida y el otro muy vital, buen equilibrio. Días después, con Kika, encontramos libros técnicos, sobre geografía, pedagogía y un ensayo de Rossana Reguillo del Iteso de Guadalajara, al igual que remates de novelas negras de James Ellroy al lado de una joya de Quignard titulada Terraza en Roma.

De la visita queda como material para futuros posts:

Roberto Bolaño: Nocturno de Chile. Tal vez el último libro publicado que me falta por leer del chileno.

Haruki Murakami: Sputnik, mi amor y Crónica del pájaro que da cuerda al mundo. Murakami, un japonés, es tal vez el autor de moda de la feria. Es un escritor no subordinado a las tradiciones como Kenzaburo Oe o Yasunari Kawabata, mientras ellos leían los antiguos, Murakami leía a los norteamericanos, como Capote o Chandler. Promete ser interesante, cargado de personajes cotidianos. En las primeras páginas de lectura lo siento en realidad muy próximo. Sobre él leí en una reseña: historias llenas de mujeres fatales y hombres fatalistas.


Marcel Proust: La parte de Guermantes. Hacía mucho tiempo que esperaba poder compartir la emoción de ir comprando poco a poco toda la colección de En busca del tiempo perdido, ya llevo tres libros de los siete.


Antonio Tabucchi: Dama de Porto Pim. Historias muy cortas que ya leí hace algún tiempo en una finca, en tierra fría, llamada Turín, si dicha finca se hubiese llamado Vecchiano y tuviera mar, hubiera sido el escenario perfecto para dejarse ir en un viaje por las azores, mientras nos muestra la vida de ballenas, balleneros y amores imposibles, un teatro de hombres que al final son vistos por las ballenas. En sus páginas existen las primeras referencias que le dan el nombre y la idea que rige a este blog, aquí les lego unos instantes recogidos en el puerto de Horta:
“Para los navegantes que recalan en Horta es habitual dejar en el dique del muelle un dibujo, un nombre, una fecha. Es un muro de unos cien metros de largo donde se superponen dibujos de barcos, colores de banderas, números, frases. Recojo una entre otras muchas: Nat, de Brisbane. Voy donde me lleva el viento”.

martes, mayo 02, 2006

. I`ve seen red roses too


Hoy hay un paro de transporte en la ciudad, nada se mueve, los padres de familia llaman a las dizque universidades excusando el sueño de sus hijos, muchos trabajadores sufren buscando un transporte que les evite caminar 150 o 200 cuadras del trabajo a sus casas. Hoy hay mucha policía. Hoy como ayer hay mucha, mucha policía. Y Entonces recuerdo lo de ayer, y recuerdo un fin de semana, casi en familia, casi mojado, casi destrozado, y en el que por alguna extraña razón todo terminó bien. Recuerdo salir a desayunar. Recuerdo que era primero de mayo, y era joven y latinoamericano. Sé muy bien que ciertas ideas aparecen en el horizonte del hombre y desde ese momento se da inicio a una larga jornada para cruzar ese límite y ver un nuevo campo, la tierra prometida. De la idea que aquí habló, en Latinoamérica era sólo un horizonte que venía a reemplazar la oscuridad con un futuro cielo color rojo. Era la unión de las banderas: la negra y la roja. Ayer las volví a ver ondear. No es que la nostalgia me agoté pero la duda me persigue. Esa duda más adelante se las diré, pero antes había que ver algunas cosas primero, luego dejarse llevar y sentir, al final pensar. Perdón con Descartes pero ayer primero existí y luego pensé, y aquí recuerdo lo que vi, sentí, pensé, pre-vi.

Les puedo decir que vi: vi una gran mancha amarilla y ya no tan roja, una fiesta democrática alternativa de la izquierda, así quería ser percibido El Polo, y entre ellos vi a F... quien llevaba sus hijas de la mano, ‘voy con las Inferiores’ decía, haciendo referencia a esas ligas de nuevos jugadores que entraran a participar en las futuras luchas de los por ende ligas mayores o profesionales; vi sindicatos cada vez más reducidos en los que sus militantes poco a poco se acercan a la jubilación y sus hijos ya no son obreros, y estos militantes van acompañados de sus nietos que portan pequeños carteles y gritan pequeñas consignas; vi un policía antimotines que dejaba en el piso sus armas, se apoyaba en su escudo, levantaba su casco para aplicarse protector de labios con una actitud de un travestismo macabro; vi la pancarta de la unidad latinoamericana sostenida por 20 personas y otros cuatro gatos que se vestían con el mismo modelo de camiseta pero de distintos colores, representando a Brasil, Venezuela, Uruguay, Chile, Argentina y Cuba; vi que la llamada nueva izquierda amarilla de Colombia tiene mujeres más lindas que la tradicional izquierda mamerta y roja; vi también a los miembros de ‘el partido’, ocultos en una sola voz; vi también policías con cámaras digitales de lujo; vi a los miembros de partidos revolucionarios internacionalistas, que eran pocos pero compactos, iguales a sus predecesores; vi a turistas japoneses, con mejores cámaras digitales que las de los policías, que buscaban godzillas crestudos en sus souvenirs; vi a jóvenes de universidades públicas y con agrado vi a jóvenes de universidades privadas que me saludaban con las cejas; vi a mujeres hermosas, miembros de las brigadas internacionales de paz, quemadas por el sol y movidas por el baile; vi vendedores de tintos, de mazorcas, de aromáticas y cigarrillos más no vi vendedores de diarios y revistas; no vi por ningún lado ningún representante, trabajador o sindicalista del sector transporte, y repito que no los vi, y hoy salen a hacer un paro que traumatiza a al ciudad porque su negocio empieza a caer, y los veo como empresarios que sólo piensan en ellos; vi panfletos de diversos grupos, grupúsculos y grumos; vi banderas negras, vi crestas, vi niñas como Natalie Portman en “El perfecto asesino”, vi niñas como Natalie Portman en “V de Vendetta”, vi una manifestación de jóvenes, niños algunos, rastros de The Clash, Ramones y Sex Pistols tenían otros, todos vestidos de negro, la mayoría llevaban bufandas que les cubrían el rostro, otros tenían máscaras de un ‘teatro mágico: no para cualquiera, sólo para locos’ y marchaban en su mayoría con sus Converse All Stars, y entre todas las estrellas la roja iba por encima.

Lo que sentí: sentí la nostalgia que provoca el olor del aerosol y la pintura en el aire; sentí el peso de no llevar en más las manos la madera y la tela de una pancarta; sentí la nostalgia, sentí el horror.

Lo que leí en las paredes y los paraderos de bus: Oscar Salas Vive; No a la reelección.

Lo que leí: manifiestos, panfletos, pancartas, y hasta un periódico en que aparecía sin ningún pudor el jefe del partido liberal.

Lo que pensé: pensé que me hace falta una cámara de fotografía digital; pensé que para muchos la historia no existe pero si existe el destino o la voluntad de otros seres; pensé que para otros tantos la historia es una construcción de ladrillos dialécticos; pensé que para otros la historia es uno de los ciclos de Polibio en los que nada hay nuevo bajo el sol; pensé que hace mucho nació una idea, no sé hace cuanto, una idea cuya primera referencia la encuentro en Max Stirner, un viejo profesor de colegio que nos legó un único texto: “El único y su propiedad”, en el que encontramos que la única causa que existe no es la del rey, la del gobierno, la de la religión ni los filósofos, la causa única de todo soy yo, eres tú, y que te pueden quitar tus tierras, te pueden quitar tu libertad, pero jamás te podrán quitar la posesión más importante que es saber que eres tú el único. (Al lado de Stirner se sentó alguna vez un señor llamado Bakunin, a Stirner le quemaron su libro, a Stirner Engels leyó y advirtió del poder del texto a un Marx que tuvo que salir a defender sus teorías, mal defendidas a mi parecer, frente a los arrebatos de la idea de Stirner en la Ideología Alemana, a Stirner pronto un Nietzche le copió la idea de un superhombre); pensé en que Stirner debería ser sacado del olvido, sus libros nunca jamás quemados, y leídos por todos, un Stirner reconocido como uno de los padres del Anarquismo.

Lo que pre-ví, haciendo la salvedad que vi las cosas desde el andén y no visto de negro ni tengo converse: vi una primavera anarquista, que anuncia un nuevo sol en el que todo será realmente ‘nuevo’ y tengo la duda sobre esta visión, y si la estética terminará por comerse a estos jóvenes antes que ‘el tiempo’ y el nuevo sol y la nueva primavera tendrá que buscar nuevos jóvenes que cumplan la promesa.

Algo de literatura que recordé: recordé algo de Roberto Bolaño que aquí les lego:

AUTORRETRATO A LOS VEINTE AÑOS

Me dejé ir, lo tomé en marcha y no supe nunca
hacia dónde hubiera podido llevarme. Iba lleno de miedo,
se me aflojó el estómago y me zumbaba la cabeza:
yo creo que era el aire frío de los muertos.
No sé. Me dejé ir, pensé que era una pena
acabar tan pronto, pero por otra parte
escuché aquella llamada misteriosa y convincente.
O la escuchas o no la escuchas, y yo la escuché
y casi me eché a llorar: un sonido terrible,
nacido en el aire y en el mar.
Un escudo y una espada. Entonces,
pese al miedo, me dejé ir, puse mi mejilla
junto a la mejilla de la muerte.
Y me fue imposible cerrar los ojos y no ver
aquel espectáculo extraño, lento y extraño,
aunque empotrado en una realidad velocísima:
miles de muchachos como yo, lampiños
o barbudos, pero latinoamericanos todos,
juntando sus mejillas con la muerte.


(I see trees of green, red roses too/ I see ’em bloom, for me and for you /And I think to myself.... what a wonderful world. /I see skies of blue, clouds of white /Bright blessed days, dark sacred night /And I think to myself .....what a wonderful world./The colors of a rainbow, so pretty in the sky/Are also on the faces , of people going by/I see friends shaking hands, sayin’ how do you do/They’re really sayin’ i love you.///I hear babies cry, I watch them grow/They’ll learn much more, than I’ll never know ///And I think to myself .....what a wonderful world)