miércoles, marzo 22, 2006

Manu Chao


Recuerdo haber sido un joven no sólo latioamericano sino del mundo. Me había faltado incluir una referencia a este día. Perdón por la tardanza, pero lo mejor es recordar ciertos eventos en la serenidad, y este día en particular no fue nada sereno sino activo, vivo.
Las cosas empezaron en un concierto gratuito que se ofreció por todos los secuestrados de este país, aunque la cosa se quedó en el aniversario del secuestro de Ingrid, una ciudadana francesa. En dicho viaje a este concierto, que incluyo café previo con el Chileno, cierto periodista internacional, se llegó a la Plaza de Bolívar. Fuera del lastimoso sonido y el frío intenso, se pudo apreciar a Sidesteeper, Dr. Krapula (al que reciéntemente había visto en Punto G pero eso es otra historia), y en mitad de la nada aparecen unos conocidos que estaban organizando el concierto de Manu, el cual había firmado contrato sólo dos días antes de esto. Para el que no sabe Manu es un ciudadano del mundo, hijo de padres españoles, hinchas de La Coruña, criado en barrios de emigrantes en Nantes. todo un ciudadano del mundo. Yo recordaba a Manu Chao como uno de los mejores conciertos de mi vida en un ya lejano Rock al parqué, pero la emoción de la amiga con quien estaba me llevó a decidirme en un segundo por repetir la experiencia. Y estaba, otra vez con mi amiga de quien hablare más tarde, unos pocos días después haciendo fila para otro concierto.
El que tocaba era Manu Chao. Toda la alegría para las canciones clásicas. Qué dolor perderme de Santa Maradona por esa costumbre de llegar tarde. Para más emoción una canción contó con una dedicatoria al terrorista más grande del mundo: George W. Bush. Con que alegría sentí el momento en que se tocaba una canción de Tonino Carotone cuya letra dice más o menos así:
E' un mondo difficile
e vita intensa
felicita' a momenti
e futuro incerto
il fuoco e l'acqua
con certa calma
serata di vento
e nostra piccola vita
e nostro grande cuore
Más emocionante fue ver que mi compañía también se sabía esta canción.
Ahora sí hablo de mi amiga, otra ciudadana del mundo, con más sellos enel pasaporte de los que puede contar un Claudio Magris. a ella, si lee esto, gracias por acompañarme ese día, inolvidable de verdad, y a la que le cabe de perlas ese anterior pedazo de canción...

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