martes, mayo 02, 2006

. I`ve seen red roses too


Hoy hay un paro de transporte en la ciudad, nada se mueve, los padres de familia llaman a las dizque universidades excusando el sueño de sus hijos, muchos trabajadores sufren buscando un transporte que les evite caminar 150 o 200 cuadras del trabajo a sus casas. Hoy hay mucha policía. Hoy como ayer hay mucha, mucha policía. Y Entonces recuerdo lo de ayer, y recuerdo un fin de semana, casi en familia, casi mojado, casi destrozado, y en el que por alguna extraña razón todo terminó bien. Recuerdo salir a desayunar. Recuerdo que era primero de mayo, y era joven y latinoamericano. Sé muy bien que ciertas ideas aparecen en el horizonte del hombre y desde ese momento se da inicio a una larga jornada para cruzar ese límite y ver un nuevo campo, la tierra prometida. De la idea que aquí habló, en Latinoamérica era sólo un horizonte que venía a reemplazar la oscuridad con un futuro cielo color rojo. Era la unión de las banderas: la negra y la roja. Ayer las volví a ver ondear. No es que la nostalgia me agoté pero la duda me persigue. Esa duda más adelante se las diré, pero antes había que ver algunas cosas primero, luego dejarse llevar y sentir, al final pensar. Perdón con Descartes pero ayer primero existí y luego pensé, y aquí recuerdo lo que vi, sentí, pensé, pre-vi.

Les puedo decir que vi: vi una gran mancha amarilla y ya no tan roja, una fiesta democrática alternativa de la izquierda, así quería ser percibido El Polo, y entre ellos vi a F... quien llevaba sus hijas de la mano, ‘voy con las Inferiores’ decía, haciendo referencia a esas ligas de nuevos jugadores que entraran a participar en las futuras luchas de los por ende ligas mayores o profesionales; vi sindicatos cada vez más reducidos en los que sus militantes poco a poco se acercan a la jubilación y sus hijos ya no son obreros, y estos militantes van acompañados de sus nietos que portan pequeños carteles y gritan pequeñas consignas; vi un policía antimotines que dejaba en el piso sus armas, se apoyaba en su escudo, levantaba su casco para aplicarse protector de labios con una actitud de un travestismo macabro; vi la pancarta de la unidad latinoamericana sostenida por 20 personas y otros cuatro gatos que se vestían con el mismo modelo de camiseta pero de distintos colores, representando a Brasil, Venezuela, Uruguay, Chile, Argentina y Cuba; vi que la llamada nueva izquierda amarilla de Colombia tiene mujeres más lindas que la tradicional izquierda mamerta y roja; vi también a los miembros de ‘el partido’, ocultos en una sola voz; vi también policías con cámaras digitales de lujo; vi a los miembros de partidos revolucionarios internacionalistas, que eran pocos pero compactos, iguales a sus predecesores; vi a turistas japoneses, con mejores cámaras digitales que las de los policías, que buscaban godzillas crestudos en sus souvenirs; vi a jóvenes de universidades públicas y con agrado vi a jóvenes de universidades privadas que me saludaban con las cejas; vi a mujeres hermosas, miembros de las brigadas internacionales de paz, quemadas por el sol y movidas por el baile; vi vendedores de tintos, de mazorcas, de aromáticas y cigarrillos más no vi vendedores de diarios y revistas; no vi por ningún lado ningún representante, trabajador o sindicalista del sector transporte, y repito que no los vi, y hoy salen a hacer un paro que traumatiza a al ciudad porque su negocio empieza a caer, y los veo como empresarios que sólo piensan en ellos; vi panfletos de diversos grupos, grupúsculos y grumos; vi banderas negras, vi crestas, vi niñas como Natalie Portman en “El perfecto asesino”, vi niñas como Natalie Portman en “V de Vendetta”, vi una manifestación de jóvenes, niños algunos, rastros de The Clash, Ramones y Sex Pistols tenían otros, todos vestidos de negro, la mayoría llevaban bufandas que les cubrían el rostro, otros tenían máscaras de un ‘teatro mágico: no para cualquiera, sólo para locos’ y marchaban en su mayoría con sus Converse All Stars, y entre todas las estrellas la roja iba por encima.

Lo que sentí: sentí la nostalgia que provoca el olor del aerosol y la pintura en el aire; sentí el peso de no llevar en más las manos la madera y la tela de una pancarta; sentí la nostalgia, sentí el horror.

Lo que leí en las paredes y los paraderos de bus: Oscar Salas Vive; No a la reelección.

Lo que leí: manifiestos, panfletos, pancartas, y hasta un periódico en que aparecía sin ningún pudor el jefe del partido liberal.

Lo que pensé: pensé que me hace falta una cámara de fotografía digital; pensé que para muchos la historia no existe pero si existe el destino o la voluntad de otros seres; pensé que para otros tantos la historia es una construcción de ladrillos dialécticos; pensé que para otros la historia es uno de los ciclos de Polibio en los que nada hay nuevo bajo el sol; pensé que hace mucho nació una idea, no sé hace cuanto, una idea cuya primera referencia la encuentro en Max Stirner, un viejo profesor de colegio que nos legó un único texto: “El único y su propiedad”, en el que encontramos que la única causa que existe no es la del rey, la del gobierno, la de la religión ni los filósofos, la causa única de todo soy yo, eres tú, y que te pueden quitar tus tierras, te pueden quitar tu libertad, pero jamás te podrán quitar la posesión más importante que es saber que eres tú el único. (Al lado de Stirner se sentó alguna vez un señor llamado Bakunin, a Stirner le quemaron su libro, a Stirner Engels leyó y advirtió del poder del texto a un Marx que tuvo que salir a defender sus teorías, mal defendidas a mi parecer, frente a los arrebatos de la idea de Stirner en la Ideología Alemana, a Stirner pronto un Nietzche le copió la idea de un superhombre); pensé en que Stirner debería ser sacado del olvido, sus libros nunca jamás quemados, y leídos por todos, un Stirner reconocido como uno de los padres del Anarquismo.

Lo que pre-ví, haciendo la salvedad que vi las cosas desde el andén y no visto de negro ni tengo converse: vi una primavera anarquista, que anuncia un nuevo sol en el que todo será realmente ‘nuevo’ y tengo la duda sobre esta visión, y si la estética terminará por comerse a estos jóvenes antes que ‘el tiempo’ y el nuevo sol y la nueva primavera tendrá que buscar nuevos jóvenes que cumplan la promesa.

Algo de literatura que recordé: recordé algo de Roberto Bolaño que aquí les lego:

AUTORRETRATO A LOS VEINTE AÑOS

Me dejé ir, lo tomé en marcha y no supe nunca
hacia dónde hubiera podido llevarme. Iba lleno de miedo,
se me aflojó el estómago y me zumbaba la cabeza:
yo creo que era el aire frío de los muertos.
No sé. Me dejé ir, pensé que era una pena
acabar tan pronto, pero por otra parte
escuché aquella llamada misteriosa y convincente.
O la escuchas o no la escuchas, y yo la escuché
y casi me eché a llorar: un sonido terrible,
nacido en el aire y en el mar.
Un escudo y una espada. Entonces,
pese al miedo, me dejé ir, puse mi mejilla
junto a la mejilla de la muerte.
Y me fue imposible cerrar los ojos y no ver
aquel espectáculo extraño, lento y extraño,
aunque empotrado en una realidad velocísima:
miles de muchachos como yo, lampiños
o barbudos, pero latinoamericanos todos,
juntando sus mejillas con la muerte.


(I see trees of green, red roses too/ I see ’em bloom, for me and for you /And I think to myself.... what a wonderful world. /I see skies of blue, clouds of white /Bright blessed days, dark sacred night /And I think to myself .....what a wonderful world./The colors of a rainbow, so pretty in the sky/Are also on the faces , of people going by/I see friends shaking hands, sayin’ how do you do/They’re really sayin’ i love you.///I hear babies cry, I watch them grow/They’ll learn much more, than I’ll never know ///And I think to myself .....what a wonderful world)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy nostálgico y bonito el relato... pero depierte mijo!!! We´re so far to get a wonderful world

Arlovich dijo...

Un primero de mayo en un "mundo maravilloso", en una Bogotà con sol y muy amarilla. Interesante la crónica. No hubieran estado de más las fotos de los anarquistas con sus erizos, sus convers, sus supercámaras digitales y sus banderas negras.

Creo que algo se mueve con energía en este país de marchas amarillas, rosas rojas y blogs multicolores.