Lara
"En charlas de coctel, por ejemplo, el establecimiento sigue diciendo que Lara fue un temerario y un suicida. ¿Suicida es tener principios y defenderlos? Si es así, los suicidas en este país pueden contarse por miles: desde Guillermo Cano, el coronel Ramírez, los más de doscientos jueces asesinados hasta Luis Carlos Galán".
(...)
"A otros, como Édgar Artunduaga, me di el gusto de no nombrarlos en la novela. Artunduaga era el director de El Espacio y le dijo a Lara que la haría una entrevista en off. Y lo grabó. Lara se soltó pero le advirtió que si llegaba a publicar algo era inminente su caída. Ahí vino el puño a la mandíbula: El Espacio publicó palabra por palabra las declaraciones de Lara con una fotos horribles".
Nahum Montt, entrevista en ArcadiaY yo que quería que saliera el caso de Artunduaga.
Nt: En el libro hay una anécdota muy curiosa de la no-ficción de Bogotá. Aún recuerdo la voz de Germán, estábamos bebiendo unas cervezas en El Oasis. Germán saca del repertorio una de las buenas historias: él, un amigo, el amigo de un amigo. Un operativo en el antiguo y céntrico barrio "El Cartucho", cuando aún exisitía con su tráfico de arma y drogas, cuando aún se llenaba de traficantes menores, ejecutivos derrumbados, ladrones y personas ya dementes por el bazuco y el pegante, cuando aún manzanas enteras se intercomunicaban por los huecos abiertos en las paredes de antiguas casas como si la locura quisiera construir un laberinto o una ratonera. En la anécdota se podía casi escuchar las botas del ejercito o de la policía rompiendo a patadas los tabiques, las tablas podridas que simulan puertas, cada vez más adentro del laberinto (pero claro, el tono de Germán es festivo, como si un filósofo cínico y borracho estuviera relatando una película de Rambo para Sábados Felices, y todos reímos con cada onamatopeya, y caemos con lagrimas en los ojos en medio de carcajadas cuando sigue contando cómo los soldados entraban cual película gringa rompiendo un remedo de puerta, y apuntando para encontrar otra puerta que a su vez conducía a otra puerta llena de ojos miserables hundidos en el bazuco), y después de un rato, en una de las puertas, después del grito de rigor, que seguro debe ser un Quietos o un Abrán, acompañado por alguna exclamación, nadie contesta y sólo se escuchan pasos, algo que se agazapa detrás de la puerta. Ruidos que se arrastran, pasos ligeros y rápidos. Los agentes se miran entre ellos; temen una emboscada. Uno habla por todos: "A entrar". Otro pega una patada a la puerta o tal vez la derribó de un golpe de hombro. El que está atrás entra con el arma y la linterna, seguro que grita algo como : "Quietos hijueputas" y adentro, en la oscuridad, unos ojos vidriosos y amarillos, en extremo grandes para un ser humano, le devuelven la luz de su linterna. Entran más hombres. El miedo aterroriza sus cuerpos y los carga de la adrenalina previa al enfrentamiento y la resignación suficiente para enfrentarse a eso que los mira y cargan sus armas dispuestos a pelear, como si fueran Danny Glover contra el Depredador que ahora tienen en frente, cuando desde el fondo de la habitación la voz de un niño habla desde los harapos que lo cubren, un hilo de voz que sale de una costra deforme entre la boca del frasco de pegante y algo que se asemaja a una nariz a ras del piso, acostado diciendo "dejen al animalito en paz que sólo come hierba", y más linternas alumbran en el corazón del cartucho los cachos, el color amarillo ocre, el cuello largo y las pezuñas de una jirafa, una jirafa bebe. Así fue la anécdota que contó Germán y ahora cuenta a través de la literatura Nahum. Y yo me quedo pensando en ese operativo con algo de risa en mi rostro. Y veo otra vez las miradas de incredulidad, el asombro que sólo trae el prodigio. Y seguro después la llamada al capitán o tal vez al sargento, y un hombre que habrá salido a las afueras de la manzana requisada, a encontrarse con Mi sargento o con Mi capitán, y llega un poco agitado y excitado a decir, "Mi Sargento ( o mi Capitán), para traerle la novedad que hemos incautado una jirafa".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario