domingo, junio 11, 2006

La claridad del día ya no es más

Fría, así es la Bogotá de los últimos días, hay personas de las que nunca esperas llamada y llaman, otras que esperas que aparezcan no lo hacen, así es Bogotá, nunca sabes en qué momento el sol de la mañana se convierta en un aguacero atronador o una lluvia de esas finas que no te mojan pero te resfrían cada hueso. Terminas caminando, como quien no quiere la cosa a tomar un sol de viernes, entras en la librería a comprar la última ‘malpensante’ (y juraste que no volverías a tocar ese pedazo de papel que antes solía ser una buena revista literaria y de pensamiento paradójico pero se convirtió en el atril de todas las verdades consagradas al espírtu santo del intelectual profeta, dios, señor, verdugo y camino de la verdad y de la vida), te encuentras en sus paginas con un joven escritor de la tierra que le hace una entrevista a E. Vila Matas (Satán vivo para los entendidos), 28 años, unos años más y tendrás su edad, te deprimes por no empezar a escribir en serio, al lado te encuentras con la última revista Soho, sale la prima de tu exnovia, esa que conociste a los doce años, como una de las modelos, y claro, terminas comprando el libro del escritor joven que ha leído lo mismo que ya leíste y ha visitado los mismo bares de esta ciudad que ya visitaste, y claro, sales y te encuentras por un lado con uno y por otro lado con otros, y terminas en un bar de esos que el joven escritor tal vez no visitó, un poco apaleado, llegas tu casa y a eso de las 11 p.m. recuerdas los primeros versos de un poema de Enrique Lihn que dicen:
"La mixtura del aire en la pieza oscura, como si el cielorraso hubiera
amenazado
una vaga llovizna sangrienta
".
Y sabes que es tiempo de llamar, y que no aguantas más esta lluvia.
Sábado en blanco.
Domingo, sol en la mañana, lluvia toda la tarde y al parecer toda la noche. En la tele están dando ‘las invasiones bárbaras’ y, ya me lo dijeron, yo soy quien va recibir los manuscritos. Y en siguientes manuscritos estarán las 'Falsas Alarmas' del joven escritor, que más tarde reseñaré sin tanta envidia.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay mazorra, perdón por la "apaleada" del viernes, pero te la merecías. Aún te la mereces. Porqué antes que lo bueno, sólo has contado lo malo del fin de semana?? So nombraras lo bueno, al menos no te maltratarías tanto con lo jarto.

CARLOS ARTURO GAMBOA dijo...

Tal vez lo que te ocurrió ese fin de semana no son "Falsas alarmas", son campanadas que retumban en los oídos de todo escritor y su dilema por decir algo que está latente pero que se niega a convertirse en grafía...elementos recurrentes...

Bukoswki decía que si no te sientes fracasado aún no es tiempo...

JUAN dijo...

Mazo, esas cosas se presienten. miras hacia el cielo azul y ves una mancha gris en la lejania, la ves acercarse, rodear la ciudad. no hay escapatoria. y el problema esta en que esa nube se divide en miles, a cada uno nos toca una, nos inunda y nos deja desolados. lo unico que se puede hacer es esperar a que amaine, coger escoba y trapero, secarlo todo menos una cosa: el alma. ella siempre esta mojada y de nada sirven la miel, los noxpirin o las mantas. ineludiblemente padecemos de un resfrio que cede por momentos pero que nunca desaparece.

Mazo dijo...

Nonita: esta crónica se limitaba a un estado de ánimo muy particular que no dura todos los días. Aún duele la apaleada comunal.

Carlos: Centrado como siempre, las 'Falsas Alarmas', primer libro ocnfesable del neivano Juàn Àlvarez y ganador del premio de cuento Ciudad de Bogotá del IDCT es un texto que recomiendo, la influencia de Bolaños se deja sentir en cada página y el tiempo pasa y hay que escribir

Don cigarro: al menor presentimiento todos los animales se espantan y si el problema es una nube negra, pues a resignarse, eso sí con la mano sobre el cigarrilo, no importa la gripa

FALENAZUL dijo...

Hola Diego:
te felicito por anexar a tu blog una licencia de autor. Me alegra mucho ver que te cures en salud.

Saludos.

Angélica dijo...

Bogota es gris y aveces me sentia asomada por la ventana de un tren a toda velocidad y aire frio golpeando y deformando mi rostro para transformarse en lo que el mismo viento queria.
Recuerdo los dias y sus noches alli, su calles y miradas, sus lluvias y soles... lo recuerdo.
Pero me atrae...
Un abrazo